La adolescencia es una etapa confusa, tanto para los padres como para los jóvenes. Los adolescentes dejan de ser niños. Aunque parezcan adultos, todavía no lo son. Lo que es cierto es que han abandonado la etapa de seguir comandos de sus padres, abriéndose a una amplia gama de posibilidades y experiencias. Es por esto que, generalmente, los adolescentes sienten un gran deseo por explorar. Además, descubren que los padres no pueden obligarlos a hacer o dejar de hacer algo si ellos mismos no lo consienten. Este descubrimiento de la libertad de elección, puede ser sumamente emocionante. Sin embargo, si no es canalizado de forma correcta, podría traer consigo consecuencias indeseadas en el desarrollo del adolescente.
Resulta conveniente, entonces, establecer algunos parámetros de disciplina dentro del hogar. La disciplina no busca castigar. Por el contrario, su objetivo es proveer al adolescente de de límites, instrucciones, motivaciones y correcciones, que le permitan comportarse de acuerdo a los valores familiares. Durante esta etapa los conflictos más comunes entre padres y adolescentes incluyen: la hora de llegada, las amistades, el desempeño escolar, y el uso del cigarrillo, el alcohol y otras drogas.Lograr esto no es tarea sencilla. A continuación se presentan algunos consejos para trabajar la disciplina durante la adolescencia:
1. Negocie con el adolescente:
Negociar es la clave para la disciplina en la adolescencia. Es vital aprovechar los momentos de calma. Los padres deben determinar cuáles son sus exigencias. Comunicárselas al adolescente y conversarlas con él es fundamental. Por ejemplo, algunos padres requieren saber en dónde está el adolescente. Así mismo, debe transmitirle cuales serían las consecuencias si lo requerido no se cumple. Preguntarle al adolescente cómo cree que debería manejarse el incumplimiento de una norma, se le da la oportunidad de colaborar en el proceso de establecimiento de límites y de consecuencias. Esto contribuye al cumplimiento de las mismas. Además, le da conocimiento al adolescente acerca de lo que pasará, evitando que manifieste que una consecuencia es injusta.
2. Aplique consecuencias al comportamiento del adolescente:
Con los adolescentes la consecuencia más efectiva a un comportamiento no deseado, es la suspensión de algún privilegio. Se recomienda que la privación no sea excesiva. Sea cuidadoso con lo que se use como consecuencia negativa. Esta debe responder de forma lógica al comportamiento indeseado.
3. Modele el comportamiento:
Desde pequeños los niños copian las actitudes de los padres. Lo mismo ocurre durante la adolescencia. Si se le grita a adolescente o se le amenaza como respuesta a una conducta indeseada, solo empeorará la situación. Además, esto no ayudará a modificar el comportamiento.
4. Valore las opiniones de su hijo:
Cuando confronte al adolescente por una situación o conducta, lo lógico es que quiera explicar su punto de vista. Aunque lo que su hijo le diga no lo haga cambiar de parecer, escúchelo y valore su opinión. No lo tome como una falta de respeto o como un desafío. Así mismo explíquele las razones por las cuales ese comportamiento no es aceptado.
5. Construya un ambiente abierto y cálido:
Cuando le pida algo al adolescente manténgase en calma. Molestarse no hará que su hijo actúe, probablemente si lograra que su hijo se distancie. Recuérdele por qué es importante lo que le está pidiendo. Esto generará una atmósfera de calma y evitará la predisposición del adolescente ante sus solicitudes. Así mismo, probablemente en un ambiente de poco conflicto, el adolescente podrá comunicarse mejor , aceptará la ayuda de los padres y no tendrá la necesidad de mentir.
La adolescencia es una etapa complicada. Por lo que es aconsejable que los padres presten atención a los comportamientos de los hijos. De esta manera, podrán prevenirse conductas que pongan el riesgo físico y mental de los adolescentes. La agresión física o verbal como medida disciplinaria es completamente infectiva y solo agravará la situación.
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