Esa mañana cambió la historia del mundo. Aunque quizá pocos se dieron cuenta en ese momento, desde las 8:46 AM de aquel 11 de septiembre casi nada volvería a ser igual.
Casi 3.000 personas murieron en lo que en EE.UU. se considera el "mayor ataque terrorista" de su historia.
Osama bin Laden, el esquivo líder de Al Qaeda, murió en mayo de 2011 en una operación secreta en Pakistán.
¿Qué es la guerra contra el terrorismo?
Los ataques de septiembre de 2001 llevaron a Estados Unidos a la campaña más larga y costosa de su historia: la llamada "guerra contra el terror".
Las operaciones internacionales, apoyadas por países aliados y la OTAN, conllevaron no solo a abrir frentes de batalla en varias naciones del Medio Oriente, sino también a una cacería de los principales líderes y miembros de lo que EE.UU. consideraba "organizaciones terroristas".
Desde inicios de la década del 2000, las cabezas de supuestos miembros de Al Qaeda, el Talibán y otros grupos extremistas comenzaron a figurar en la lista de los más buscados del mundo. Y en ella, los presuntos responsables detrás del 11S ocuparon los primeros escaños.
Desde enero de 2002, comenzaron a llegar a Guantánamo los primeros presos y poco a poco la cárcel improvisada en una base militar en el oriente de Cuba se llenó con algunos de los hombres más peligrosos del mundo.
Para julio de 2003, ya había más de 603 detenidos, según datos del Departamento de Defensa.
En 2014, el Comité de Inteligencia del Senado reveló que la prisión de Guantánamo era parte de un "programa de detención secreta indefinida", en el que se hacía uso de violentos métodos de tortura.
Y aunque desde 2008 el presidente Barack Obama ordenó el cierre de dichos centros de detención a lo largo del mundo, la cárcel de Guantánamo sigue abierta como el último reducto donde se tienen a los prisioneros más relevantes de la "guerra contra el terrorismo".
Actualmente, solo 40 quedan allí presos, y entre los de mayor perfil, están cinco que Estados Unidos considera como responsables de los atentados del 11S.