¿Cuánto influye en su vida la comunidad? Quizá más de lo que se imagina. La sociedad en la que un individuo está inmerso puede ser un factor determinante en temas como la salud, el desarrollo académico o el crecimiento económico de una persona. Cómo se lleva con sus vecinos afecta directamente su bienestar.
El investigador Malcolm Gladwell, autor del libro “Outliers” (“Fueras de Serie” en su versión en español), presenta un caso que permite ejemplificar cuan positivo puede ser el impacto de una comunidad.
Un pueblo sin enfermedades
En la década de 1960, antes de la llegada de las medicinas contra el colesterol y las afecciones cardíacas, había en Estados Unidos una “epidemia” de infartos, sin embargo, en una pequeña ciudad de Pennsylvania, Roseto, nadie sufría ninguna enfermedad cardíaca antes de los 75 años.
Esto llamó la atención de los doctores Stewart Wolf y John Bruhn quienes decidieron estudiar las causas de este fenómeno.
Esta ciudad había sido fundada a finales del siglo XIX por inmigrantes italianos procedentes de un pueblo llamado Roseto Valfortore. Para principios del siglo XX este pueblo recibía con los brazos abiertos a nuevos inmigrantes coterráneos que llegaban en buscan del “sueño americano”.
Los investigadores describieron a Roseto como un pueblo tranquilo, en donde todos se conocían, las comidas comunales eran frecuentes y era habitual encontrar a tres generaciones de una misma familia conviviendo bajo el mismo techo.
Los datos iniciales de la investigación resultaron sorprendentes: Nadie menor de 55 años había muerto de infarto, ni mostraban síntomas de afecciones cardíacas. Los mayores de 65 tenían una tasa de problemas cardiovasculares inferior a la mitad del promedio nacional.
Allí la tasa total de mortalidad era 35 % menor que la del resto de Estados Unidos. No había suicidios, ni alcoholismo, ni drogadicción.
En Roseto la gente prácticamente sólo se moría de vieja.
¿Cuál era el secreto?
Buscando las causas de este fenómeno, los investigadores analizaron la dieta, y descubrieron que era abundante en grasas, embutidos y carbohidratos. La dieta no era el motivo. Además los rosetinos no eran físicamente más activos que otros habitantes de pueblos cercanos.
Se estudió el factor genético, pero descubrieron que otros rosetinos italianos que emigraron a distintas ciudades de Estados Unidos tenían los mismos problemas de salud que el resto de la población. No eran los genes.
Tampoco un análisis del clima y las características geográficas de la región dio ningún resultado concluyente.
Finalmente los investigadores miraron el comportamiento de la comunidad. Los rosetinos se visitaban unos a otros continuamente, se paraban a conversar en la calle, organizaban comidas entre familias en los patios de las casas. El pequeño pueblo tenía 22 organizaciones vecinales.
En Roseto se habían creado una estructura social de protección contra el estrés, capaz de defenderlos de las presiones del mundo exterior y encontrar apoyo comunitario.
Hoy en sociología y en cardiología el llamado “efecto Roseto” describe las consecuencias nocivas del estrés y el aislamiento social.
¿Cómo se lleva con sus vecinos?
Estar al pendiente de nuestros vecinos, de nuestros familiares, y de nuestra comunidad, extender nuestra mano a quien necesita ayuda y disfrutar las cosa simples de la vida en comunidad, es un acto de salud pública.
Todos podemos construir una comunidad más unida. Vacunarse contra el COVID-19 no solo ayudará a proteger a su familia, también estará contribuyendo a proteger a su comunidad.
Si usted genuinamente se interesa por sus vecinos, con el tiempo ellos cuidarán de usted, y su corazón se lo agradecerá.
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