Muchas personas han recurrido a sustancias no probadas para curar el COVID-19. Tal es el caso del dióxido de cloro. Quienes lo promueven dicen que tiene propiedades curativas, pero los organismos médicos aseguran que tiene riesgos potenciales para la salud.
¿Por qué no se puede aprobar el dióxido de cloro como medicamento?
Para que una sustancia pueda ser aprobada por las autoridades de salud esta debe someterse a ensayos clínicos. Desgraciadamente con el dióxido de cloro esto no puede suceder debido a que este producto no fue concebido como un fármaco, sino como un desinfectante, según especialistas consultados por Ojo Público.
Lo que sí se ha comprobado es que el dióxido de cloro es tóxico en animales, específicamente en ratas. “Estos estudios revelaron que el compuesto químico es potencialmente tóxico”, explica Alfonso Zavaleta Martínez-Vargas, especialista en farmacología. “Llevar el dióxido de cloro a una investigación con seres humanos tiene restricciones éticas. No se puede tomar a un grupo de pacientes, darles esta sustancia y ver si se mueren o les pasa algo. En Estados Unidos, en los años ochenta se demostró que es un compuesto tóxico”, sostuvo el especialista.
Estos son los mitos y verdades de esta sustancia que muchos aseguran es la esperanza para la curación del COVID-19.
Mitos:
- Cura el COVID-19
- Se utiliza y conoce desde hace 50 años
- No hay registros de intoxicación por dióxido de cloro
- Es de uso terapéutico para otras enfermedades
- Hay muchos testimonios de gente curada por este compuesto
Verdades:
- El 80% de los pacientes que usan dióxido de cloro se curan sin necesidad de hospitalización y por acción de su sistema inmune
- Fue descubierto en 1814 y se utiliza como desinfectante de superficies. También se emplea como agente blanqueador en la industria del papel, madera y textiles.
- Su consumo causa insuficiencia respiratoria y renal, entre otros daños. También irritaciones y lesiones en la boca, esófago y estómago, hasta daños mayores en otras partes del cuerpo y dificultades respiratorias
- No hay evidencia científica que respalde su uso como medicamento
- La promoción y comercialización de este producto para el consumo humano es ilegal
Con información de Ojo Público