La curiosidad llevó a Rubi Cruz a explorar la educación militar. En solo dos semanas, se enamoró de la disciplina, el desafío y el sentido de propósito que encontró en la Oak Ridge Military Academy. Sueña con un día formar parte de la Marina de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, pero para avanzar enfrenta un obstáculo: la falta de recursos. Ante esta realidad, su madre, Lillian Montañez, lanzó una campaña de GoFundMe para asegurar que su hija se acerque más a su meta.
Con miedo y determinación se mantuvo en la educación militar
Por recomendación de una amiga, Rubí, una joven de 14 años diagnosticada con ADHD (trastorno de déficit de atención e hiperactividad), le comentó a su mamá sobre cómo Oak Ridge Military Academy podía ser una buena opción para ella. Se trata de un colegio que combina la enseñanza tradicional con la estructura militar.
Sin embargo, cuando la joven fue aceptada el periodo de beca había concluido, pero para no perder esta oportunidad única, la familia de origen puertorriqueño decidió seguir adelante con el pago de la matrícula, que en su primer año fue de 11,500 dólares, una cantidad que se entregó en su totalidad en agosto del año del 2024.
“Cuando llegué estaba asustada, veía a personas más grandes con uniformes y al principio fue mucho bootcamp (entrenamiento intensivo), los más altos nos gritaban y fue difícil, pero se supone que es así. Deben asustarte para ponerte a prueba y que no continúes haciendo algo que realmente no quieres”, comentó Rubí a La Noticia.
Explicó que durante las primeras semanas los estudiantes no pueden mantener comunicación con los padres, ni usar teléfonos. Solo entrenar y seguir órdenes de sus superiores. Se busca que los estudiantes se preparen física y mentalmente, o abandonen, si no son capaces de resistir. En su caso, relata que sintió miedo, pero no pensó en abandonar.
La escuela militar fue clave para su lucha contra el ADHD
“A las dos semanas me empezó a gustar aún más. Luego empezamos a ver clases regulares durante el día, hacíamos formación antes del desayuno, almuerzo y cena, desfiles con rifles, viajes de campo, trabajo comunitario, recolección de juguetes para niños, ayudamos a las personas sin hogar llevando alimentos a los más necesitados… Poco a poco empecé a descubrir más sobre la educación y me di cuenta de que al crecer quiero ir a la Marina”, añadió.
Según la madre de Rubí, la escuela ha jugado un papel fundamental en su adaptación y progreso, incluso enfrentando los desafíos adicionales que implica el ADHD.
“Antes a ella se le complicaba un poquito cumplir con su entrenamiento de recluta, se tardaba un poquito más que los demás, pero lo logró. Los estudiantes en clase son seis, entonces los maestros se dedican más a cada uno y ella ha recibido mucha motivación, como por ejemplo cuando le dicen que puede lograr cosas, que puede subir de rango”, comentó.
Todos estos factores han motivado a Lillian y a su esposo a querer apoyar a su hija. Pero el costo de la matrícula, alojamiento, alimentación, uniformes, materiales educativos y excursiones, sigue siendo un reto. Ella es uno de los pocos estudiantes latinos en la escuela. Estima que solo el 3 % son latinos y espera ser la primera en su familia en completar una carrera militar, pero para ello requiere ayuda de la comunidad.
La lucha de una madre por el sueño de su hija
“No pudimos obtener ningún tipo de ayuda para poder sobrellevar el impacto económico. El colegio es de 5 días de boarding (internado de lunes a viernes), entonces es algo caro. Pero queremos que ella siga logrando su sueño porque le encanta la educación militar y cuando llegue a su año senior espera poder ir a la marina. Queremos ayudarla a alcanzar eso”, comentó Lillian.
En casa no es hija única y, a pesar de que sus dos padres trabajan, no es suficiente para que continúe los próximos años académicos. Por eso, tanto Rubí como Lillian expresaron su agradecimiento hacia aquellos que han contribuido y piden, a quienes puedan, apoyar este sueño
“Agradezco a cada persona que haya ayudado, porque como madre quiero apoyar a mis hijas a alcanzar sus sueños, pero a veces, pues la situación económica puede ser difícil y hay cosas que son algo costosas, por eso la mayoría de los estudiantes a veces no pueden continuar. Y aunque les gusta el colegio, les toca irse”, cerró.
Para ayudar a la familia Cruz Montañez a alcanzar esta meta, visita el siguiente enlace.