Miles de niños y padres afectados por una separación forzada en la frontera entre Estados Unidos y México, durante la administración Trump, ahora reciben servicios como atención de salud mental y apoyo legal migratorio, lo cual incluye regresar al país si fueron deportados y permisos de trabajo. Esto gracias a la demanda colectiva, Ms. L vs. ICE, que llegó a un acuerdo en octubre.
El acuerdo, que aún debe ser aprobado por los tribunales, limitará las separaciones familiares durante los próximos ocho años a casos relacionados con la seguridad nacional, el bienestar del niño, emergencias médicas y ciertas órdenes penales. También seguirá el trabajo de reunificar a familias que fueron separadas bajo la política de “cero tolerancia” de la era de Trump que comenzó en el 2017.
En busca de familias separadas
Kate Melloy Goettel, directora legal del American Immigration Council, explicó que ha sido difícil rastrear a muchas personas debido al mal mantenimiento de registros y a las deportaciones rápidas.
“Algunas de las familias estaban en Estados Unidos con los niños en refugios en Nueva York y Chicago, y los padres atrapados en centros de detención en la frontera suroeste”, dijo Goettel.
“Algunos de los padres ya fueron deportados y tuvieron que ser traídos de regreso al país para ser reunificados. Ese proceso aún está en curso”.
Hasta el momento, el gobierno federal ha completado 3,126 reunificaciones. Sin embargo, aún no se ha confirmado la reunificación de más de 1,000 niños. Se siguen identificando nuevos casos a través del Grupo Operativo para el Reencuentro Familiar del gobierno federal.
El acuerdo del caso Ms. L vs. ICE también brindará acceso a las familias separadas a beneficios como un permiso de trabajo, tres años de atención de salud mental, un año de asistencia médica y de vivienda, y servicios legales de inmigración durante seis años. La parte de atención de la salud mental es importante, dijo Goettel, para tratar los casos resultantes de trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión.
“Ser separado físicamente de uno de los padres creará un trauma de por vida y realmente interrumpirá el tipo de apego que es fundamental entre padres e hijos”, dijo Goettel.
“Recibir atención de salud mental es una forma de tratar de superar ese trauma”.
Sanado del viaje a Carolina del Norte
Óscar y Glenda son solicitantes de asilo que huyeron de la extorsión y la violencia de las pandillas en Honduras. Ahora viven en Charlotte.
Cuando llegaron por primera vez a Estados Unidos en el 2017, ambos fueron separados de sus hijos en la frontera. Ahora están representados por el centro de defensa legal, Charlotte Center for Legal Advocacy, y ya han accedido a beneficios como demandantes en el caso Ms. L v. ICE, la sigla en inglés por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas.
Óscar llegó primero a la frontera entre Estados Unidos y México con su hijo, que entonces tenía 8 años. Ahí los agentes de inmigración los separaron, y no vio a su hijo durante más de un mes.
“Allá no me dijeron dónde lo iban a mandar. Solo me lo quitaron. A los 15 días fue que me llamaron a una oficina para hablar con él y ahí me di cuenta de que el niño estaba en Nueva York,” dijo Óscar.
Glenda llegó más tarde con su otro hijo, quien fue separado de ella en el mismo centro de detención de ICE. Ella se refiere a la instalación como “la hielera” debido a las gélidas temperaturas en el interior.
“Ellos tratan de amenazarlo y decirle que le van a quitar los niños. '¿Qué corazón tiene?', le dicen a uno, traer a este niño a que venga a sufrir. Pero ellos no saben cómo viene o por qué se viene”, dijo Glenda. “Dicen que no eres buena madre, no eres buen padre. Me dicen, por traer a ese niño. 'Lo que vamos a hacer es donarlo a alguien que sí necesita niños que lo van a ver bien'”, recuerda
Ansiedad y terrores nocturnos
Goettel dice que estas historias eran frecuentes entre los migrantes que llegaron a la frontera entre Estados Unidos y México en 2017 y 2018.
“Escuchamos muchas historias de agentes de la Patrulla Fronteriza y del ICE burlándose de los padres y hablando de dar los niños en adopción o de deportarlos sin sus hijos. Y eso fue tan aterrador”, dijo Goettel.
Después de reunirse y conectarse con la demanda, Ms. L v. ICE, a Óscar, Glenda y sus hijos se les ofrecieron servicios de salud mental para ayudarlos a superar los efectos de su separación. Glenda dice que aceptó la oferta y los niños también. Hablar con un consejero la ayudó a comprender sus terrores nocturnos y a dormir más tranquilamente.
“Lo que sí me ha quedado todavía es un gran dolor en la cabeza”, dijo Glenda. “A veces uno mira a personas de repente y le pega como en el corazón y piensa que son ellos. Se le sudan hasta las manos a uno. La terapeuta me decía a mí cuando algo te pasa así, tratar de sacarlo de la mente.”
Óscar decidió no aceptar terapia, a pesar del dolor que aún arrastra.
“Bueno, siempre también lo mismo, las pesadillas que a uno le quedan. Yo no he ido a un psicólogo. Pero sí, uno queda dañado”, dijo Óscar.
Su hijo de 14 años ha estado en tratamiento, pero sigue afectado. Glenda dice que se despierta gritando por la noche y que se siente aterrorizado al ver a los oficiales de policía.
¿Puede un inmigrante deportado regresar?
Se puede encontrar más información sobre la reunificación familiar en juntos.gov Las familias separadas en la frontera entre México y Estados Unidos, entre el 20 de enero del 2017 y el 20 de enero del 2021, podrían calificar para servicios como:
- Permiso para volver a Estados Unidos, si procede;
- Permiso para vivir en Estados Unidos por tres años bajo permiso humanitario;
- Posibilidad de solicitar permiso de trabajo a su llegada;
- Asesoramiento y otros servicios que ayuden a garantizar un reencuentro exitoso con su familia; y
- Servicios de apoyo y viaje sin ningún costo.
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Esta historia fue producida mediante una colaboración entre WFAE y La Noticia. Puedes leerla en inglés en WFAE. This story is available in English on WFAE.