Además de afectar a las personas, el frío también impacta en los vehículos y provoca que algunas partes de estos tengan pequeños cambios o desperfectos que pueden terminar en problemas más graves, sobre todo si no se toman en cuenta a tiempo.
Es por ello que Víctor Hernández, dueño del taller mecánico Golden Pistón, señala que estos cambios atmosféricos se deben tomar en cuenta tanto antes como durante el invierno, ya que son los que le garantizarán un manejo seguro. Y resaltó que una de las piezas que más se ven impactadas son las llantas.
“El carro está conformado por distintas piezas, todas de distintos materiales, entonces la forma en la que se puede ver afectada por el clima puede ser distinta y son cambios que se dan en las bajas temperaturas del invierno y otras con los fuertes calores del verano”, dijo.
El frío baja la presión de aire en las llantas de los coches
“En tiempo de invierno es necesario revisar las llantas de los vehículos, principalmente la presión del aire. Normalmente en verano, la presión está entre 32 o 35 libras de presión, pero en tiempos de invierno suele bajar la presión por el frío”, explicó Hernández.
El experto detalló que el frío comprime la presión del aire, lo que ocasiona que se bajen con mayor rapidez, algo que muchos conductores no notan, especialmente cuando no tienen mucha experiencia en el manejo y su carro no cuenta con un sensor que marque que las llantas tienen menos libres de las que requieren.
Advirtió que si la llanta se deshincha con mucha frecuencia, existe la posibilidad de que esta esté pinchada, por lo que recomienda acudir a un taller mecánico lo antes posible para evitar accidentes.
¿Cómo saber cuál es la presión recomendada para mis llantas?
Las llantas son el único contacto que tiene el coche con la carretera, por lo cual es importante que se encuentren en buenas condiciones y la presión sea la ideal, pero para que eso sea así, primero hay que conocer y comprobar cuál es el estado ideal. Para ello, Hernández explica los siguientes pasos:
- Abrir la puerta del coche y revisar la información que se encuentra del lado del conductor (es una etiqueta pegada en el marco de la puerta o puede estar en la guantera).
- Leer el PSI (pound per square inch o libras por pulgadas cuadradas) de las llantas, para ello considerar que: “Front” son las llantas delanteras, “Rear” traseras y “Spare” la de repuesto o refacción.
- Verificar que las indicaciones coinciden con el neumático del vehículo. “Son las indicaciones del neumático original con el cual vino el vehículo, y vienen con varios números y letras que indican: la anchura que tiene, la altura, la letra “R” o “D” y el número de radio de la llanta en pulgadas”, dijo.
Por ejemplo, el coche puede indicar en esta etiqueta 225/55R18. Entonces el caucho debería tener estos mismos números en la goma.
- Si las indicaciones del neumático coinciden, el siguiente paso es confirmar que la presión de la llanta sea la misma que marca la etiqueta o que esté cerca. De no ser así, es necesario que le coloque más aire.
- Como recomendación, Hernández considera que esté con 1 o 2 libras por encima de lo que indica la etiqueta durante el invierno.
¿Cada cuánto se debe revisar la presión del aire?
Por medida de seguridad, la recomendación es que una vez por mes se haga una revisión de las llantas y de la presión del aire de las mismas. Salvo ciertas excepciones, como que se planee un viaje a una distancia lejana, que el carro comience a derrapar con frecuencia o durante el cambio de estación.
En el caso de las llantas de refacción o “repuesto”, según el mecánico, estas deberían ser revisadas, al menos, dos veces al año, para confirmar que estén en buen estado y tengan buena presión del aire. “Mucha gente no la revisa y ya cuando la van a utilizar, no tienen aire y esto sí, es muy preocupante”.
¿A qué riesgo me expongo por tener llantas con baja presión?
- Las llantas tendrán un mayor desgaste.
- Es más probable que las ruedas de su vehículo no se adhieran a la carretera por causa de la lluvia o nieve, lo que aumenta el riesgo de accidentes.
- Habrá un mayor uso de combustible, ya que el motor deberá trabajar más para impulsar el vehículo.
- En casos muy graves, la llanta podría separarse del “rin” o el “aro” que lo sostiene.