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Estamos a un mes del inicio del año escolar 2020-2021, pero la incertidumbre y los mensajes contradictorios siguen rondando los pasillos escolares en medio de la pandemia de COVID-19. ¿Es un tema médico o político el regreso a clases?

El presidente Donald Trump pidió que se retiren los fondos federales a las escuelas que no abran sus clases de manera presencial. ¿La razón? Otros países industrializados lo están haciendo, y claro, Estados Unidos no se puede quedar atrás.

Justificar la apertura de las clases asegurando que Estados Unidos no puede quedar detrás de naciones como Alemania, Dinamarca, o Noruega, es un argumento político, es una premisa que no considera la seguridad de los niños sino la imagen de la nación, en medio de un año electoral.

Adicionalmente, hacer esta comparación sería desproporcionado. Solamente considere que estas naciones europeas están abriendo sus clases, luego de haber reducido significativamente sus casos de coronavirus.

Para el 10 de julio Alemania reportó 378 nuevos casos de COVID-19, Dinamarca 30 y Noruega 11. En contraste Estados Unidos reportó 68,226 nuevos casos en esa fecha.

La pandemia continúa

Lejos de la política en el regreso a clases, los expertos en salud pública advierten que reabrir las clases presenciales en las escuelas de Estados Unidos, podría aumentar incluso más las tasas de infecciones y muertes, pese a la presión de la Casa Blanca.

Carolina del Norte sigue presentando cifras récord de contagio del COVID-19. Solamente el fin de semana, del 11 y 12 de julio, trajo consigo más de 6,000 nuevos casos positivos del nuevo coronavirus en el estado.

Para mediados de julio, Carolina del Norte bordea los 100,000 casos positivos de COVID-19, de los cuales 44 % son latinos. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Carolina del Norte (NCDHHS) igualmente reportó que esta crisis de salud ha resultado en la muerte de alrededor de 1,500 personas.

Regreso a clases

Algunos plantean que las escuelas implementen normas de distanciamiento social, amplíen los espacios entre los pupitres, restrinjan las visitas a las escuelas, y se mantengan estrictas normas de limpieza. Sin embargo, buena parte de los padres de niños pequeños saben que es un verdadero reto que los pequeños se ciñan a las nomas restrictivas.

Igualmente muchos coincidirán en que es prácticamente imposible controlar el comportamiento de grupos grandes de niños pequeños.

¿Cómo se evitará que un niño no toque a algún compañero? ¿Deberán comer los niños solos en las cafeterías? ¿Cómo controlar la propagación del virus en niños que vivan en hogares numerosos?

Médicos, políticos, padres

Si bien para los expertos el nuevo coronavirus afecta menos a los niños, también es cierto que los pequeños no están exentos de peligro. Aurea Soto Morales, una niña de Durham, falleció el 1ro de junio. La estudiante latina de 7 años, quien cursaba el segundo grado de Creekside Elementary School en Durham, fue el primer caso fatal de una niña en Carolina del Norte por COVID-19.

El 13 de julio funcionarios de Carolina del Sur anunciaron la primera muerte de un niño menor de cinco años por COVID-19 en ese estado. El pequeño vivía en el condado de Chester.

Es verdad que las clases virtuales no son lo ideal y también es cierto que muchos niños (y algunos padres) están cansados de quedarse en casa, pero ¿vale la pena correr el riesgo?

Con estos antecedentes, muchos padres de familia se sienten atrapados en medio de un debate político, en donde la salud de sus niños está en juego. ¿No deberíamos dejar que sean los expertos en salud y no los políticos quienes hagan las recomendaciones sobre el regreso a clases? ¿Prefiere dejar la salud de sus niños en manos de los políticos?

Periodista, editor, asesor, y presentador. De 2016 a 2019 el periodista más galardonado en Estados Unidos por los Premios José Martí. Autor del best seller: ¿Cómo leer a las personas? dbarahona@lanoticia.com