Esta familia latina sobrevivió a un trágico accidente automovilístico, el cual dio paso a una dura batalla de salud, la cual tomó un rumbo inesperado. Paulina, quien ya estaba luchando para cubrir los gastos médicos de su hija Andrea, quien quedó en silla de ruedas tras el accidente, ahora enfrenta un diagnóstico devastador: artrosis severa y un tumor estomacal.
Ahora, sin una buena salud, sin empleo y sin posibilidades de poder trabajar, hace un desesperado llamado a la comunidad para obtener ayuda para cubrir sus gastos básicos.
El duelo, el accidente y las enfermedades unió a esta familia
Paulina Moscoso y Andrea Almendáriz son originarias de Guayaquil, Ecuador. En el 2017, dejaron atrás su país natal debido a la situación política y falta de empleo. Jamás pensaron que en su primer año recibirán una llamada que lo cambió todo. El padre de Andrea falleció a causa de un infarto. Un año después de esta pérdida, la familia atravesó un panorama devastador.
“En agosto del 2019 salimos a cenar, éramos varias familias y mientras estábamos en el auto, de repente escuchamos un golpe fuerte que nos hizo dar varias vueltas. Yo perdí la consciencia y cuando desperté, mi hija estaba inconsciente, igual el hijo de mi amiga. Solo escuché gritos y sentí mucho dolor. Me volví a desmayar y cuando desperté, me dieron la noticia de que mi hija estaba mal, yo tenía rota la cadera y el hijo de mi amiga falleció por el accidente. Mi hija quedó en silla de ruedas, tiene una lesión que la tiene paralizada del pecho para abajo y quedó delicada de salud. Han sido cinco años que ella ha tenido varias recaídas y eso me ha imposibilitado poder trabajar como lo hacía normalmente”, contó Paulina a La Noticia.
La madre fue operada de la cadera y la dieron de alta a las dos semanas, tiempo en el cual Andrea estuvo en cuidados intensivos. Paulina cuenta que, en vez de volver a su casa, se quedó los siguientes cuatro meses para acompañar a su hija durante la rehabilitación.
Luego de que Andrea fuera dada de alta, en diciembre del 2019. La madre comenzó a buscar alternativas para generar ingresos, ya que debido a la pandemia y los cuidados de su hija, quien sufría de constantes infecciones, le costó conseguir un empleo. Pasaron varios años y ya habían comenzado a estabilizarse hasta que un nuevo diagnóstico sorprendió a la familia hace pocas semanas.
“Fue un golpe tras otro”
Durante su trabajo limpiando casas, Paulina comenzó a sentir cada vez más dolor en las piernas, el estómago y las caderas. Al principio pensó que el origen de esta eran sus extenuantes jornadas de trabajo que comenzaron desde muy temprano limpiando casas y se prolongaba con un segundo trabajo en el aseo de hoteles hasta casi la medianoche. Cuando no pudo más pidió citas con médicos especialistas.
“Tenía dolores muy fuertes en la pierna y también tenía problemas del hígado, pensaba que el dolor era por trabajar duro y por caminar bastante. Entonces cuando fue al especialista me dijo que tenía artrosis severa en mi cadera, me hicieron exámenes y estudios y se dieron cuenta de que ya había ingresado al hueso y si seguía con el mismo ritmo, en cualquier momento se podía romper el hueso y podía perder la vida…. Una semana después tuve dolor estomacal y comencé a vomitar sangre, y el gastroenterólogo me dijo que había que proceder inmediatamente porque encontraron un tumor. Fue un golpe tras otro”.
El 14 de mayo del 2024, Paulina fue operada. Su cadera y parte de su fémur fue reemplazada con una prótesis de titanio. El 6 de junio será ingresada nuevamente al pabellón para ser operada por el tumor estomacal. Durante todos estos días, ha permanecido en reposo, mientras su hija la cuida.
“Ella es mi orgullo, está en el tercer semestre de Ciencias Políticas en la Universidad de Queens gracias a una beca y quiere convertirse en una abogada internacional para ayudar a muchas personas, tal y como la ayudaron a ella. En estos momentos ella limpia la casa, cocina y me atiende y estoy agradecida con Dios por la hija que me dio”, contó.
La falta de salud y de dinero es un problema en casa
Aunque el reposo le ayuda a recuperar fuerzas y salud, también ha traído mayor preocupación a esta madre latina. No ha podido generar ingresos y las facturas siguen llegando.
En casa, los gastos médicos (cerca de $1,600) y del alquiler ($1,560) son la mayor preocupación. Luego de esto, la familia gasta cerca de $700 en alimentos y $200 con la colegiatura. Y a pesar de que antes de la operación contaba con dos sueldos, a veces tampoco alcanzaban y tenía que acudir a la ayuda de fundaciones.
“Solía alquilar una casa de $1,200 con un conocido de Ecuador, pero cómo se vino para el país me dijo que me tenía que salir. Me costó encontrar tanto por la situación económica, como por la situación de mi hija y ya en las últimas me dijo ‘sales ahora o te saco’ y para mí fue fuerte y aquí estoy. Además, tengo que comprar el equipo médico de mi hija. Uno de ellos es un catéter que le permite hacer sus necesidades y cuestan $200, pero dura solo 3 semanas. Yo también necesito terapias, pero cada una cuesta $100 y eran cuatro. Con mucho esfuerzo solo fui a dos y le dije a la enfermera que ya no puedo pagar más”, añadió.
¿Cómo ayudar?
Paulina cuenta que ha buscado ayuda con diversas organizaciones, pero no ha tenido suerte y algunas de ellas no pueden ayudarla, porque en el pasado ya la apoyaron y tienen políticas de que no se pueden volver a usar en un período de un año.
Ante esto, la familia inició una campaña en GoFundMe para pedir ayuda a la comunidad. Las personas interesadas en brindar su apoyo, pueden donar en el siguiente enlace.
“Tengo que tener fuerza y paciencia, pero sé que la gente se empieza a cansar de ayudar y escuché una vez a alguien que me dijo que ‘ya se les ha ayudado demasiado’, pero en realidad me disculpo por las molestias causadas, pero no tengo a dónde más recurrir y a nosotros en cuestión de segundos nos cambiaron la vida con ese accidente, pero yo solo quiero poder trabajar y sacar adelante a mi hija”, indicó.