Esmeralda Domínguez sabe lo difícil que ha sido esta temporada para los trabajadores agrícolas y avícolas durante la pandemia del COVID-19.
Domínguez llegó a Estados Unidos desde Tamaulipas, México, hace diez años. En su tierra natal era maestra escolar. Pero para poder mantener a su familia, trabajó en una empacadora de pepinos en el este de Carolina del Norte.
“¡Yo sufrí! Trabajábamos jornadas de 12 a 15 horas parados todo el tiempo. No había un baño”, dijo Domínguez. “En la mera temporada del pepino es bien feo.”
Domínguez asegura que aunque trabajan horas extras, los trabajadores agrícolas y de empacadoras de carne apenas pueden sobrevivir. Ella y algunos de sus compañeros de labor confiaban en organizaciones como el Ministerio Episcopal de Trabajadores Agrícolas para llegar a fin de mes.
“Llegué al Ministerio Episcopal buscando una caja de comida”, explicó la madre de cuatro hijos. “Me animé con mi amiga, porque (ella) también estaba pasando una situación muy difícil en su vida. No teníamos dinero. No teníamos comida.”
Ahora, como representante del equipo del Ministerio, Domínguez dice que recibe llamadas las 24 horas del día de trabajadores y sus familias de todo el estado buscando ayuda durante la pandemia.
“Trabajan día a día, hombro con hombro y no tienen protecciones”, explica Domínguez. “Imagínate lo que es trabajar en una planta con una (sola) mascarilla, después los lentes, y después (un escudo facial). Eso se humedece. (Los trabajadores) no tienen dinero para comprar mascarillas y protegerse.”
Tal y como Domínguez, estos trabajadores suelen ser inmigrantes, asilados de México y otros países centroamericanos. Prefieren no compartir sus inquietudes con las autoridades o sus supervisores por temor a ser despedidos o deportados.
Trabajadores latinos dominan la industria
Los reportes más recientes de la Oficina de Estadísticas Laborales muestran que hay más de 22,000 trabajadores en las empacadoras de carne en Carolina del Norte. Estos datos también muestran un poco más de 2,600 trabajadores agrícolas en el estado. La Oficina de Certificación Laboral Extranjera indica la cantidad de trabajadores que no son ciudadanos estadounidenses, pero solo para aquellos que tienen visas de trabajo en estas industrias. Sus reportes muestran solo 473 en total, mucho menos de los estimados por los activistas que defienden a los trabajadores agrícolas.
Un informe del Instituto de Política Económica explica que del gobierno no existe un desglose real de quién trabaja en estas industrias. Pero con la ayuda de los datos del Censo, el informe reporta que, a nivel nacional, casi el 71 % de los trabajadores de empacadoras de carne no son ciudadanos americanos.
Las condiciones de trabajo
Miguel Rodríguez es un organizador de Latinos United for Progress en el condado de Cumberland. Ha visitado viviendas, proporcionadas por empresas, donde viven algunos de estos trabajadores. Rodríguez dice que las condiciones son espantosas.
"Fui a una casa móvil de solo 55 pies cuadrados en el verano, en julio", asegura Rodríguez. “Tenían a 17 personas viviendo en esa casa móvil sin aire acondicionado en pleno verano”.
Según datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos (NCDHHS) hasta el 7 de diciembre, 302 lugares de trabajo en Carolina del Norte fueron catalogados como grupos concentrados de infección (clusters) por COVID-19, los cuales han dejado 6,886 trabajadores contagiados y más de 30 muertos. La mayoría de estos casos (59.9 %) se registraron en plantas de procesamiento de carne, seguido por el sector de la manufactura (13.1 %). Cabe resaltar que buena parte de los empleados en estas actividades laborales son inmigrantes.
Continúa la decepción de los trabajadores
Con la esperanza de un cambio, Domínguez y otros activistas ayudaron a trabajadores agrícolas y avícolas a enviar una petición al Departamento de Trabajo de Carolina del Norte en noviembre. Exigieron que el estado establezca reglas de emergencia en sus lugares de trabajo, o que establezca medidas estrictas que sus empleadores deban seguir durante la pandemia del COVID-19.
En una respuesta de once páginas, la comisionada estatal de trabajo Cherie Berry negó su petición. Grande fue la decepción de Domínguez y sus colegas quienes pensaron que finalmente esta petición traería algún cambio.
“Para mi fue bien triste”, lamentó Domínguez. “Sé las carencias de mi comunidad. Sé cómo ellos están batallando (por la pandemia). No nos queda de otra. Ellos tienen que salir a buscar el pan. Son trabajadores esenciales. Yo creo que los trabajadores agrícolas son los que más trabajo hacen en este país.”
La respuesta del estado
Preguntamos a las empresas qué se está haciendo para proteger a los trabajadores agrícolas y avícolas. Esto, considerando la segunda ola de casos y muertes por COVID-19, y a medida que las fiestas navideñas aumentan la demanda de productos de carne. El director ejecutivo de la Federación Avícola de Carolina del Norte, Robert Ford, envió un correo electrónico diciendo: "No he sabido de aumentos o alzas en los casos positivos en nuestra industria debido a las fiestas de Acción de Gracias".
El Departamento de Trabajo del estado no cumplió con nuestra solicitud de entrevista, pero compartió la carta de respuesta de la comisionada Berry a la petición de los trabajadores. Berry escribió que establecer reglas más estrictas en industrias como la agricultura y las empacadoras de carne sería “un abuso de poder”. Su carta también dice que estas industrias ya están sufriendo debido a la pandemia y que cualquier otra regla sería ineficaz para ayudar a las empresas.
Berry continúa explicando que en cuanto a la seguridad de COVID-19, el departamento ha usado una estrategia más educativa, aconsejando a los trabajadores en las plantas sobre lo que deben hacer para protegerse durante la pandemia. La comisionada también afirma que el departamento ha estado colaborando con los Departamentos Estatales de Agricultura y de Salud.
“Nuestra opinión es que las reglas vigentes deben cumplirse”, dijo Benjamin Money, subsecretario del Departamento de Salud de Carolina del Norte. "Ya sea por falta de conocimiento sobre cuáles son esas reglas, falta de conocimiento sobre las prácticas de seguridad, o por desafío absoluto, es necesario hacerlas cumplir".
Un nuevo esfuerzo
El Ministerio Episcopal de Trabajadores Agrícolas y otros grupos ahora están presionando a un juez del condado de Wake para que obligue al Departamento de Trabajo a establecer protecciones del COVID-19 para trabajadores agrícolas y avícolas.
Mientras tanto, Esmeralda Domínguez dice que sin la intervención del estado, los trabajadores continuarán dependiendo del apoyo de la comunidad y harán todo lo posible para evitar llevar el coronavirus a sus hogares.