Superar la pérdida de un hijo es una situación para la que ningún padre está preparado. Y, tampoco hay recetas que se apliquen como fórmula ni guía paso a paso.
El orden biológico de la vida dice que veremos partir a las personas que nos superan en edad: abuelos, padres, tíos, incluso hermanos. Pero, un hijo, no está programado en la mente de nadie.
Sin embargo, las situaciones desafortunadas, naturales o accidentales, le roban a los padres ese “regalo” de la vida que creían tener.
En medio de esa situación, ¿cómo es posible entonces para los padres superar la pérdida de un hijo? Lo primero es reconocer ¿qué significa superar?
La muerte de un hijo no es algo que se olvida, sobrellevarla implica adaptarse a una nueva situación, encontrar la forma de continuar la vida y tener disposición a sanar. También se trata de convivir con el dolor y no pretender llenar el vacío, pero tampoco hacerlo más profundo. Todo esto llevará tiempo y será una experiencia totalmente personal.
El duelo de la pérdida de un hijo
Todas las etapas de los duelos tienen aspectos en común, pero no siempre son iguales. Asimismo pasa en el caso de los hijos, incluso difieren dependiendo de la etapa en la que ocurre la separación.
Las pautas generales que conducen a seguir la vida luego de la muerte de un hijo según Psicología Online son:
1) Aceptación del momento
En medio de la confusa situación, del dolor y las emociones que se están mezclando, los padres tienen que aceptar lo que están viviendo. No es más que estar conscientes del momento aunque aún no entiendan qué viene después.
En ese proceso las preguntas de “por qué” no encontrarán respuestas. Habrá dolor físico y emocional que crean confusión y tornan de irreal la situación. Esa incredulidad no pierde fuerza ni siquiera cuando ha habido un duelo anticipado, es decir, que los padres han tenido tiempo para prepararse debido a enfermedades previas de sus hijos.
La falta de aceptación da paso a una ansiedad dolorosa por la ausencia de la persona que se ha ido.
2) Manejo de las emociones
El dolor se manifiesta en emociones que necesitan superarse para enfrentar la pérdida. Tristeza, culpa, rabia, ansiedad, ansiedad y miedo. Todas deben ser vividas, experimentadas, expresadas, canalizadas y superadas para que, al final de un largo tiempo, cada padre logre recordar a su hijo sin dolor.
- Llorar la pérdida es una forma de desahogarse y aprender a aceptar el dolor. Reprimir el llanto, por el contrario, hará más lenta la superación y no alejará el sufrimiento.
- Pasearse por la culpa al final ayudará a encontrar que existen situaciones sobre las cuales no se puede actuar.
- La ira, por su parte, será la salida para expresar las frustraciones.
- El miedo al futuro incierto también se hará presente. Una forma de alejarlo es encontrando experiencias nuevas que generen alivio.
3) Adaptación a la nueva normalidad
Una vez que los padres han aceptado la pérdida y vivido, incluso canalizado, las emociones es momento para acomodar una nueva vida. En esta etapa los padres pueden aferrarse a muchas ideas que mantengan una conexión con su hijo perdido, pero otros logran apartarse por completo. Lo importante es que no haya negación ni dolor en las acciones que se hagan.
Para encontrar un equilibrio entre lo que se tuvo y lo que se tiene ahora los padres pueden encontrar apoyo y fortaleza en grupos de ayuda o personas especialistas, así como en la fe y la oración.
Con embargo, el más grande núcleo estará en la misma familia. En la pareja, otros familiares y otros hijos, que merecen tener un espacio de alegría sin ser opacados.
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