La amistad es uno de los valores más preciados que los niños pueden desarrollar en su infancia. Ser buenos amigos es una forma de apreciar las relaciones con las posibles personas que los acompañen desde edades tempranas, hasta la adultez.
Los amigos son regalos de la vida. No solo son compañeros de aventuras y experiencias placenteras. También son paños de lágrimas, consejeros y puntos de apoyo en situaciones difíciles. Hacer amigos es un paso que será más o menos difícil, dependiendo del carácter y la personalidad de cada niño. Por ello, incentivar a los hijos a hacer amigos requiere tacto y sin presiones.
Los buenos amigos se forman
Ser catalogado como un buen amigo implica cumplir algunos códigos de compañerismo. Eso se logra practicando algunos hábitos:
Empatía.
Tener disposición e interés por saber si nuestros amigos están bien, animarlos a conversar y compartir lo que quieran fortalece los vínculos. En esa misma línea se crean la confianza y el afecto mutuo. Esa confianza puede ser demostrada dando el ejemplo al otro, haciéndole saber los sentimientos propios, pidiendo ayuda cuando se necesite.
Lealtad.
Todos los secretos que los amigos se quedan con quien los compartió. Las traiciones son una de las formas más fáciles para romper una amistad.
Generosidad.
Una forma de ser genuino en las relaciones es aprender a que los niños sean capaces de compadecerse de las situaciones desafortunadas de sus amigos. Asimismo, que logre ofrecer de forma desinteresada el apoyo que el otro necesite.
Respeto.
Tratar bien a los que nos rodean es una manera de garantizar que los demás quieran pasar tiempo con nosotros. Cuando falta el respeto las relaciones se resquebrajan y se pierden. El respeto entre los amigos también se evidencia cuando se valoran los puntos de vista del otro, aunque difieran de los propios.
Perdón.
Como cualquier otra relación siempre habrá posibilidad de que los amigos se hieran. Perdonar y manejar las emociones en medio de esos altibajos es tan importante como pedir disculpas cuando hemos fallado a nuestros códigos.
Compartir.
Compartir objetos y aprender a desprenderse de algunas cosas son estrategias que fomentan la amistad. Pero, ese debe ser un acto de doble vía por lo que dar también amerita recibir. No se debe confundir con un intercambio, sino son un hábito donde de vez en cuando también tenemos que esperar recibir lo que merecemos.
Reír.
Crear momentos especiales que se quieran volver a repetir es fundamental para ser un buen amigo. Los ratos de juegos, inventos, pijamadas y todo lo que disfrutan hacer juntos los animará a pasar tiempo juntos.
Recordar.
Si los niños demuestran que le dan importancia a los cumpleaños, así como cualquier otra fecha especial para sus amigos, les hará saber cuánto valora la amistad. Los detalles en esos días son el sello que permitirá que ese instante sea más recordado por mucho tiempo. No tiene que ser un regalo costoso, una llamada, una tarjeta, son apenas algunas del sinfín de opciones que se encontrarán.