Un monje benedictino, David Steindl-Rast, nos recuerda que “la gratitud es el gesto interior de dar sentido a nuestra vida mediante la percepción de la vida como don”. Cada lengua en el mundo tiene una manera de decir “gracias”. Esto se debe a que la gratitud es una cualidad inherente que reside dentro de cada ser humano; y se activa y se expresa espontáneamente en una variedad de contextos diferentes.
Cultive una vida de gratitud
La gratitud como virtud, cruza todas las fronteras-credo, edad, vocación, género, y nacionalidad -y se destaca en todas las grandes tradiciones religiosas. La gratitud es tanto una virtud social como una virtud espiritual.
Las escrituras hebreas, el Nuevo Testamento y el Corán todos citan a la gratitud como central entre las virtudes. Hace siglos, el filósofo Cicerón sostuvo que la gratitud es el padre de todas las virtudes, una virtud que engendra otras virtudes, entonces nos podemos dar una idea de la importancia que tiene cultivar una vida de gratitud.
Demostrando gratitud
Mientras que la gratitud es un sentimiento interior y una actitud, agradecer es la expresión demostrativa de la misma, ya sea extendida a nosotros mismos o a los demás. Podemos agradecer con palabras habladas o escritas, o en los hechos, como dar de nuestro tiempo a otros, dar recursos, o ayudar al necesitado.
La apreciación es el reconocimiento de lo que nos hace sentir agradecido y también se puede expresar internamente o externamente. La gratitud a menudo genera actos de generosidad; nos mueve a ofrecer a nosotros mismos a los demás sin esperar nada a cambio. La expresión de gratitud como virtud, invita a muchos otros estados y experiencias positivas en nuestras vidas.
Numerosos estudios realizados sobre los efectos armonizadores y curativos de vivir en gratitud desde los puntos vistas culturales, psicológicos, físicos, espirituales, incluso financiera, han demostrado que los beneficios de vivir una vida agradecida son indiscutibles. La gratitud es un sentimiento que idealmente surge espontáneamente desde dentro. Sin embargo, no es simplemente una respuesta emocional; también es una elección que hacemos.
Más allá de las circunstancias
Podemos elegir ser agradecidos, o podemos optar por ser ingratos y tomar nuestros dones y bendiciones por sentado sin detenernos a pensar en realidad las cosas positivas que nos suceden. A veces consideramos que no tenemos nada de qué estar agradecidos pues todo lo que nos rodean son problemas financiero, familiares, de trabajo, o vivienda. ¡Cómo estar agradecidos entonces!
La realidad es que es vivir en gratitud no necesariamente quiere decir de que no nos vaya a pasar cosas negativas o que no tengamos conflictos.
En todas las circunstancias de la vida, si nos ponemos a pensar detenidamente, hay siempre más de una razón por la cual uno puede estar agradecido. Siempre. Solo se requiere un cambio de actitud para estar agradecidos y experimentar gratitud, más allá de las circunstancias. En cada momento podemos elegir ver el vaso que al que le falta la mitad, o que está lleno hasta la mitad y agradecer por ello.