La historia y recientes descubrimientos médicos confirman uno de los secretos para vivir más y mejor: tener un propósito (o varios) en la vida.
Según un reciente estudio de la Universidad de Carleton en Canadá y del Centro Médico de la Universidad de Rochester en Nueva York, si una persona siente que su vida tiene un propósito (sea el que sea) podría ayudarle a vivir más tiempo.
Los psicólogos Patrick Hill y Nicholas Turiano analizaron el comportamiento de 6,000 estadounidenses a lo largo de 14 años. Se concentraron en personas con cierta actitud positiva o negativa ante la vida, y midieron sus relaciones con otras personas, así como sus experiencias ante emociones positivas y negativas. A lo largo del seguimiento, 569 participantes (9 %) fallecieron. Hill y Turiano descubrieron que estas personas habían puntuado más bajo que el resto en los índices que medían sus aspiraciones y relaciones positivas. Por otra parte, los psicólogos resaltaron que a mayores propósitos en la vida menor riesgo de muerte, independientemente de la edad.
Estos hallazgos resaltan la importancia de ser personas constructivas, es decir plantearse objetivos de vida, metas, y planes para alcanzarlos. Años atrás (concretamente en 1946), el psiquiatra austriaco Viktor Frankl resaltaba esta verdad desde una perspectiva más pragmática, cuando escribió su célebre libro: El hombre en busca de sentido, obra que en su momento fue catalogada por la Biblioteca del Congreso en Washington DC, como uno de los diez libros de mayor influencia en Estados Unidos.
En este texto se narran la vivencias de Frankl, junto con otros prisioneros mientras permanecieron en un campo de concentración Nazi en la Segunda Guerra Mundial. En su testimonio, el autor señala que en medio del infierno que supone un campo de concentraciones, aquellos prisioneros que se plantearon objetivos para cuando saliesen de allí (pese a que esto era incierto durante su cautiverio) lograron sobrevivir los horrores del Holocausto, mientras que sus compañeros de celda quienes bajaron los brazos y simplemente ya no tenían una razón para vivir, fueron quienes efectivamente perecieron, sea en los trabajos pesados a los que se veían obligados, o por las inhumanas condiciones en las que se encontraban o porque eran ejecutados por sus captores.
Es interesante señalar que Frankl descubrió que no son las circunstancias las que determinan el propósito de una persona, al contrario, una persona debería plantearse objetivos elevados, que lo lleven a trascender las circunstancias en las que se ve inmerso.
Como comunidad, como familias y como individuos podemos llegar a hacer grandes cosas, eso requiere soñar en grande y trabajar duro para lograrlo. Si quiere vivir más y mejor, no sea una víctima de las circunstancias, sea un protagonista del cambio.
En palabras de Viktor Frankl: “A un hombre le pueden arrebatar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección de su propio camino”.