Luego de dos meses del devastador paso del huracán Helene, decenas de familias latinas residente del parque de casas móviles, Alan Campos, ubicado cerca del río Swannanoa, en las montañas de Carolina del Norte, todavía no pueden regresar a sus hogares, al tiempo que el clima se torna cada vez más frío.
Pese a la gran respuesta solidaria de la comunidad en donación de material, los trabajos de reconstrucción avanzan lentamente. Muchas de las casas todavía no están habitables y estiman que pasarán varios meses hasta que puedan regresar a la normalidad.
Familias latinas no pueden regresar a su hogar
Este parque de casas móviles, ubicado en la calle Alan Campos, se encuentra entre las zonas más afectadas por el huracán Helene, que ha dejado a cerca de 32 familias de inmigrantes en situación de vulnerabilidad. Los residentes, la mayoría provenientes de México y Centroamérica, apenas lograron escapar cuando las aguas inundaron sus hogares. Muchos quedaron sin agua potable, electricidad y cobertura de celular por semanas.
María Salgado, una inmigrante mexicana de 44 años, ha visto crecer la comunidad latina en Alan Campos durante los últimos 18 años. De unas pocas familias, ahora viven más de 100 personas de origen latino en este parque, ubicado entre los pueblos de Black Mountain y Swannanoa, el cual quedó gravemente afectado por Helene.
“Prácticamente, perdimos todo. Todo lo que era nuestro hogar, todo se destruyó. Gracias a Dios, pues, está la casa aquí atrás de mí, tenemos un hogar que se puede arreglar, verdad. A muchas familias, sus hogares se los llevó el agua, no tienen dónde vivir”, dijo Salgado a La Noticia.
El huracán Helene desbordó el río. El agua, el lodo y la humedad rápidamente generaron moho en las casas móviles, así como en los muebles, ropa y todas las pertenencias de los habitantes del sector. La Noticia hizo un recorrido a pocos días del desastre natural al conjunto Alan Campos y tuvimos que usar mascarillas especiales para ingresar a las viviendas. Muchas de las casas móviles quedaron inhabilitadles.
Poco a poco empezaron los trabajos de recuperación. Lo primero fue deshacerse de las cosas contaminadas con moho, además de paredes, madera y otros elementos que quedaron podridos o en mal estado. A principios de octubre, La Noticia donó dos contenedores de basura para que las familias comenzaran las labores de limpieza.
“La casa quedó muy mal después de la inundación. Tuvimos que desarmar todo, cambiar los pisos, cambiar las paredes”, dijo a La Noticia Rubén Arellano, habitante del parque de casa móviles.
Damnificados del huracán Helene: “Necesitamos manos”
Visitamos el lugar el 29 de noviembre, dos meses después del desastre y pudimos atestiguar significativas mejoras, aunque todavía queda mucho por hacer.
El conjunto de casas móviles recibió muestras de solidaridad de múltiples sectores, incluyendo varias iglesias, quienes ha donado desde comida, pasando por artículos de primera necesidad, hasta materiales de construcción.
Hoy, la necesidad más apremiante para estas familias, es manos que ayuden a acelerar los trabajos de reparación y construcción.
“Necesitamos mano de obra, porque material hay bastante, pero mano de obra no hay mucha, hay poca gente que está viniendo”, aseguró Verónica Ríos, quien vive en Alan Campos desde hace 20 años.
“Gente que se dedique a la carpintería, a la instalación de ‘siding’ (paredes), ventanas, y de pisos también”, agregó Rubén Arellano, esposo de Verónica Ríos.
Además de la mano de obra, conforme los trabajos de reconstrucción avanzan, las familias también necesitan elementos para los acabados internos de las viviendas.
“Necesitamos todo lo que va dentro de la casa, baños, ‘toilets’, lavamanos, tinas, los gabinetes. Esto es lo que necesitamos ahorita, porque todo lo de afuera ya se hizo, ahora estamos empezando con lo de adentro”, añadió María Salgado.
Cuando les preguntamos en qué tiempo consideran que sus casas estarán listas para ser habitadas, Verónica y Rubén nos dijeron: “No hay fecha”. “Hay mucha necesidad aquí en la comunidad, hay muchas ‘trailas’ que se están reparando. Empezar de aquel lado, luego siguen los del medio y al último vamos a ser nosotros. La verdad no sé cuanto tiempo tome, quizás dos o tres meses más”.
“La situación es difícil, pero nos tenemos los unos a los otros”, concluyó María.