Un fallo judicial sin precedentes de un tribunal del condado de Franklin, en Carolina del Norte, confirmó un dictamen con lo que podría ser el mayor veredicto por un caso de conducción ebria en la historia del estado. Lo curioso, es que implica a una persona que no estaba detrás del volante, pero tiene una responsabilidad ética en el caso.
El jurado ordenó un pago de $40 millones en compensación y daños punitivos a la familia de Susan Renee Chappell, quien murió trágicamente en un accidente automovilístico en septiembre del 2020.
La sanción económica involucra a Shemaro Deann Webb, la conductora ebria responsable del accidente, pero también a LaDorothy Breanna Foreman, quien era la propietaria del vehículo y permitió que Webb condujera a pesar de conocer su estado de ebriedad.
¿Cómo se reparte el pago de la sentencia por conducir ebrio entre las personas implicadas?
Webb, quien estaba al volante del vehículo bajo los efectos del alcohol, tendrá que pagar $5 millones. Por su parte, Foreman, aunque no estaba conduciendo, pero era consciente del estado de ebriedad de Webb y permitió que ella condujera, enfrenta una condena considerablemente mayor de $20 millones. Los restantes $15 millones son una obligación conjunta de las dos mujeres.
La decisión fue apelada por las implicadas en el caso por considerarlo excesivo e injusto, pero el Tribunal de Apelaciones de Carolina del Norte acordó que la sentencia era justa y acorde con el nivel de negligencia y la consecuente pérdida de una vida humana.
Además de los $40 millones, ¿qué otra sentencia aplica para las culpables del caso?
Aparte de la multa económica, Webb ya cumple una condena en prisión de entre 13 y 16 años por sus acciones en el accidente que resultó en la muerte de Chappell. Esta sentencia penal refleja la gravedad del crimen de conducción ebria y la trágica pérdida causada.
En contraste, Foreman no fue condenada penalmente. De ahí que la sentencia civil impuesta es mayor debido a su rol en permitir que Webb condujera intoxicada. La sentencia civil busca no solo compensar a la familia de la víctima, sino también enviar un mensaje de disuasión a futuros casos, destacando que la responsabilidad puede extenderse a quienes facilitan la conducción imprudente.
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¿Qué aprendizajes y precedentes deja este caso?
El veredicto establece un nuevo estándar en la jurisprudencia sobre la conducción ebria, enviando un mensaje claro sobre la responsabilidad extendida. La decisión del jurado de imponer una multa tanto a la conductora ebria como a la persona que permitió la conducción en estado de ebriedad, refuerza la noción de que la responsabilidad no termina con el acto de conducir borracho.
Este fallo puede influir en cómo se manejan casos similares en el futuro, haciendo que las personas sean más conscientes de las posibles consecuencias legales de permitir que alguien conduzca ebrio. También es un ejemplo clave de cómo el sistema legal puede usar veredictos financieros altos para influir en el comportamiento y prevenir futuros incidentes irresponsables.