El Príncipe Felipe de Inglaterra será recordado como el consorte británico más longevo y la roca que acompañó a la Reina Isabel II.
1) El nacimiento de un futuro Príncipe
Felipe nació el 10 de junio de 1921, en el comedor de la casa de sus padres en la isla griega de Corfu. Sin embargo, el certificado de nacimiento dice que fue el 28 de mayo, pues el país no adaptaba todavía el calendario gregoriano.
Era el quinto hijo y único varón del príncipe Andrés, hermano menor del rey de Grecia. La madre de Felipe era la princesa Alicia de Battenberg, descendiente de la realeza alemana.
Al igual que su futura esposa, Felipe era bisnieto de la reina Victoria.
A sus 19 meses, sus padres escaparon a Francia. Su padre, comandante del ejército, había sido enjuiciado tras una devastadora derrota militar ante los turcos. Tras la intervención de los británicos, la junta griega acordó no sentenciar a muerte a Andrés si abandonaba el país.
Su familia no era exactamente pobre, pero según Felipe no era rica y logró sobrevivir con ayuda de sus familiares. Cuando se casó, sólo tenía su sueldo de la armada al unirse a una de las mujeres más ricas del mundo.
Los padres de Felipe se separaron cuando él era niño. Andrés murió en Monte Carlo en 1944. Alicia fundó una orden religiosa que no tuvo éxito y pasó sus últimos años en el Palacio de Buckingham hasta que murió en 1969. Alicia era una figura solitaria, solía vestirse con el hábito de monja y se le veía poco en público. Incluso fue diagnosticada con ezquizofrenia.
Felipe estudió en Gran Bretaña e ingresó al Colegio Naval Real Británico Dartmouth como cadete en 1939.
2) ¿Cómo llegó Felipe a la Realeza?
Durante una licencia en Gran Bretaña, visitó a sus primos de la realeza. Para el final de la guerra era claro que estaba cortejando a la princesa Isabel, la hija mayor del rey Jorge VI. Su compromiso se anunció el 10 de julio de 1947, y se casaron el 20 de noviembre.
Sufrió la desaprobación porque Isabel se estaba casando con un extranjero. Pero, las destrezas atléticas de Felipe, su gallardía y su manera directa de hablar le dieron un glamour diferente a la familia real.
Isabel se iluminaba con su presencia y tuvieron un hijo y una hija cuando ella estaba libre de las obligaciones de una monarca. Pero el rey Jorge VI murió de cáncer en 1952, a los 56 años.
Felipe tuvo que renunciar a su carrera naval. Su estatus subsiguiente quedó formalmente sellado en la coronación de Isabel, a sus 25 años, cuando él se arrodilló ante su esposa y juró ser “su vasallo para jugarse la vida por ella”.
Entrar a la Realeza Británica supuso un cambio dramático en la vida de Felipe. No obstante, no estaba dispuesto a quedarse al margen para disfrutar una vida de privilegio. Promovió la industria británica y la ciencia, apoyó la preservación ambiental antes de que se pusiera de moda y viajó amplia y frecuentemente para apoyar sus múltiples organizaciones benéficas.
3) El papel del Príncipe Felipe en la vida de la reina
Felipe, quien recibió el título de duque de Edimburgo poco antes de su boda, consideraba que su función era apoyar a su esposa mientras ella enfrentaba las obligaciones de una monarca constitucional.
En definitiva, pasó más de siete décadas apoyando a su esposa en un papel que definió y constriñó su vida.
En la década de 1970, Michael Parker, un viejo amigo en la armada y exsecretario privado del príncipe, dijo sobre él:
Me dijo el primer día que me ofreció el puesto que su trabajo, antes que nada y hasta el final, era nunca decepcionarla”.
Su vida se vio marcada por contradicciones extraordinarias entre sus deberes públicos y privados. Siempre caminaba tres pasos detrás de su esposa en público, como muestra de deferencia para la monarca, pero era el jefe de familia en privado. A pesar de esto y como dato curioso, su hijo Carlos, como heredero al trono, tenía un ingreso mayor, así como acceso a los documentos de alto nivel del gobierno que Felipe no tenía permiso para ver.
Felipe comenzó a supervisar las propiedades reales y expandió sus viajes a todas partes del mundo para crearse un papel para sí mismo en esa nueva realidad.
En mayo de 2017 anunció que planeaba renunciar a sus deberes reales y comenzó a bajar el ritmo.
Felipe entre controversias reales
Han sido varias las controversias entre la cuales estuvo rodeado el Príncipe Felipe. Una de las más notables es que fue acusado de complot por el accidente que llevó a la muerte a la Princesa Diana en 1997. Las denuncias las hizo Mohamed Al Fayed, padre de Dodi Al Fayed que acompañaba a Lady Di y falleció en el mismo hecho.
Durante la larga investigación sobre las muertes, un juez que actuó como forense instruyó al jurado que no había evidencia que respaldara las acusaciones contra Felipe, quien no respondió públicamente a Al Fayed.
Solía tener problemas para encontrar su lugar, una fricción que tiempo después haría eco en la decisión de su nieto Enrique de abandonar sus deberes reales.
Como padre tuvo un papel prominente en la crianza de sus cuatro hijos. Sin embargo,, muy especialmente con su hijo mayor, el príncipe Carlos, el heredero del trono, tuvo que ser más severo.
Felipe insistió en que Carlos asistiera a la misma escuela en la que él se había educado. Esto lo llevó a una relación distante con su hijo, quien sufrió de bullying por su carácter retraído y hasta por su condición real.
A lo largo de las décadas la imagen de Felipe cambió de un atleta atractivo y elegante a un gruñón arrogante e insensible. En los últimos años adquirió la imagen de un observador filosófico y divertido de su tiempo, un anciano con el rostro arrugado que mantenía sus modales marciales en público a pesar de tener achaques.
Lo que se dice del temperamento del Príncipe Felipe
Se le tilda de irascible y obstinado. También se hizo una reputación de impaciente y exigente y a veces era franco al grado de ser grosero. Muchos británicos apreciaban lo que veían como su propensión a expresarse, mientras que otros criticaban una conducta que tildaban de ofensiva e insensible.
Era tan conocido por sus ocasionales declaraciones racistas y sexistas, así como por realizar valerosamente más de 20,000 compromisos reales para impulsar los intereses británicos dentro y fuera de su país.
La reina, una persona muy privada que no suele dar muestras de afecto extravagantes, lo llamó alguna vez “mi roca” en público. En privado, Felipe llamaba su esposa Lilibet; pero se refería a ella en conversaciones como “la reina”.
A Felipe le sobreviven la reina y sus cuatro hijos: el príncipe Carlos, la princesa Ana, el príncipe Andrés y el príncipe Eduardo, así como ocho nietos y nueve bisnietos.
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