Letreros con la frase “Estamos contratando” parecen ser una constante en los restaurantes latinos de Carolina del Norte, y no es para menos, se levantaron las restricciones en los negocios de alimentos y bebidas, hay más clientes ansiosos por comer fuera, pero no hay suficiente personal.
“Se escucha que los trabajadores quieren aumentar el salario mínimo a $15 la hora, nosotros pagamos de $18 o $20 la hora, pero aún así no llegan los trabajadores”, dijo a La Noticia Eduardo Durán, dueño de los restaurantes El Vallarta en el condado de Union.
A nivel nacional el número de empleados en restaurantes se mantuvo muy por debajo de lo normal en abril.
El 84 % de los operadores de restaurantes dijeron que sus niveles de personal eran más bajos de lo que serían normalmente en ausencia del COVID-19, según una encuesta de la Asociación Nacional de Restaurantes realizada del 1 al 14 de abril.
Abril marcó el cuarto mes consecutivo de crecimiento de personal en los negocios de comida, lo que representa un aumento neto de más de 645,000 puestos de trabajo. Pese a esto, los lugares para comer y beber todavía se encuentran a 1.7 millones de empleos (o 14 %) por debajo de los niveles previos a la pandemia.
¿Por qué están más afectados los restaurantes latinos?
Existen múltiples causas que pueden explicar este fenómeno, entre ellas, el temor de posibles contagios de COVID-19 por interactuar en ambientes cerrados, como las cocinas de los restaurantes; pero la causa más citada es la falta de salarios competitivos.
“Durante la pandemia la construcción nunca bajó su ritmo pero los restaurantes sí. Cuando cerraron algunos restaurantes los trabajadores se fueron, y allí descubrieron que ganaban un poquito más en la construcción. Ahora que estamos de regreso no quieren volver, y un restaurante no puede competir (en salarios) contra el sector de la construcción”, agregó Durán.
“En la construcción hay panaderos y pasteleros. Yo por ejemplo pago de $120 a $130 al día pero en la construcción les pagan $200, entonces prefieren irse para allá. Con los inmigrantes uno lo entiende. El problema es que tampoco podemos conseguir empleados en otras partes, pues hemos querido contratar americanos pero muchos no quieren trabajar porque están recibiendo el seguro de desempleo”, aseguró Manolo Betancur, dueño de Manolo’s Latin Bakery en Charlotte.
Durán comenta que tanto él como su esposa Angelina han tenido que asumir varios roles en la cocina para cubrir el creciente aumento de clientela. Betancur comenta que él mismo debe cumplir con la entrega de pedidos para satisfacer a sus clientes.
“Esta es nuestra propia pandemia, no tenemos gente para trabajar. Llegó un punto en el cual estoy buscando la forma de traer personal desde el exterior, o importar directamente el producto”, agregó Betancur.
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