El sacerdote Honegger Molina, de 45 años, usa mascarilla y pantalla facial al dar el sacramento de la Eucaristía a una feligrés durante una misa en la parroquia Anunciación del Señor, en Caracas, Venezuela, el domingo 4 de octubre de 2020, en medio de la pandemia de COVID-19. (AP Foto/Matias Delacroix)
El trabajador de un cementerio cava una tumba en una sección del Cementerio Municipal de Valle de Chalco que se abrió a inicios de la pandemia de coronavirus para lidiar con el aumento de decesos, a las afueras de la Ciudad de México, el jueves 24 de septiembre de 2020. (AP Foto/Rebecca Blackwell)
En esta imagen ofrecida por Mixteca Organization, Juanita Maldonado, en el centro, madre de Claudio Maldonado, quien murió de COVID-19 en Nueva York en abril, es abrazada tras recibir las cenizas de su hijo cerca de Tlapa, en Guerrero, México. (Angelo Cabrera/Mixteca Organization via AP)
Un indigente pide dinero frente a la Basílica de Luján, Argentina, el lunes 28 de septiembre de 2020. La pandemia del nuevo coronavirus ha modificado las prácticas del culto católico en América Latina: iglesias cerradas, misas virtuales y cancelación de peregrinaciones masivas, como la de la Virgen de Luján, patrona de Argentina. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
El sacerdote Daniel Blanchoud bendice a una pareja frente a la Basílica de Luján, Argentina, el lunes 28 de septiembre de 2020. Uso de mascarillas y bendiciones lejanas han suplantado los abrazos y el contacto corporal con los fieles. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
El sacerdote Daniel Blanchoud camina por la Basílica de Luján portando mascarilla, Argentina, el lunes 28 de septiembre de 2020. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
En esta fotografía de archivo del 9 de abril de 2020, una motociclista reza de rodillas frente a la iglesia cerrada de la Candelaria durante la Semana Santa en la Ciudad de Guatemala, donde por primera vez en cientos de años la procesión católica de una imagen de Jesucristo, conocida como "Cristo Rey", fue cancelada debido a la pandemia de COVID-19. (AP Foto/Moises Castillo, Archivo)
En esta fotografía de archivo del 13 de junio de 2020, los trabajadores colocan más de 4.000 retratos de personas que murieron de COVID-19 dentro de la Catedral de Lima, Perú. (AP Foto/Rodrigo Abd, Archivo)
El sacerdote Honegger Molina transmite en vivo por las redes sociales una misa en la parroquia Anunciación del Señor, en Caracas, Venezuela, el domingo 4 de octubre de 2020, en medio de la pandemia del coronavirus. (AP Foto/Matias Delacroix)
El sacerdote Honegger Molina, de 45 años, usa mascarilla y pantalla facial al dar el sacramento de la Eucaristía a una feligrés durante una misa en la parroquia Anunciación del Señor, en Caracas, Venezuela, el domingo 4 de octubre de 2020, en medio de la pandemia de COVID-19. (AP Foto/Matias Delacroix)
El sacerdote Honegger Molina oficia misa respetando las medidas de distanciamiento social y en una transmisión por redes sociales, en la parroquia Anunciación del Señor, en Caracas, Venezuela, el domingo 4 de octubre de 2020. (AP Foto/Matias Delacroix)
Una imagen del chico italiano Carlo Acutis, de 15 años, que falleció en 2006 de leucemia, es presentada durante su beatificación en una ceremonia a cargo del cardenal Agostino Vallini, al centro, en la Basílica de San Francisco, en Asís, Italia, el sábado 10 de octubre de 2020. (AP Foto/Gregorio Borgia)
La pandemia de coronavirus supuso un drástico cambio para los rituales de la fe católica: templos cerrados o con pocos visitantes y un aumento de las ceremonias a distancia han sido algunas de las propuestas que los sacerdotes implementan para continuar sosteniendo la tradición.
El distanciamiento social también se extiende más allá de la muerte: algunos fieles lloran que no pueden enterrar a sus fallecidos y reciben solo sus cenizas, algo a lo que muchos católicos no estaban acostumbrados. La pandemia no solo trastocó la vida diaria, también las costumbres de los feligreses.
Mientras tanto, la iglesia no ha dejado de subir nuevas figuras a los altares: la beatificación del médico venezolano, José Gregorio Herández, y del joven italiano Carlos Acuti, intentan dejar un buen sabor en los paladares de una feligresía que ora por el fin de la pandemia.