Tener certeza de si es seguro abrir las escuelas mientras sigue la pandemia del COVID-19 es una inquietud que muchos padres tienen en estos días. Los elementos que más influyen en esa decisión tienen que pasar por un análisis exhaustivo en diferentes áreas.
Los expertos en salud pública sostienen que la educación presencial supone un riesgo muy elevado en las áreas donde no hay control del nuevo coronavirus. Esto, debido a que es muy difícil evitar que se sigan extendiendo los casos de COVID-19. La realidad es que existen comunidades que siguen batallando con los brotes.
Otro aspecto se basa en las medidas de seguridad que adopten los centros establecidos en zonas con el virus bajo control. En estos casos los expertos consideran que los ajustes pueden minimizar los riesgos de contagios.
Ahora bien, ¿qué significa tener el virus bajo control?. Una curva de contagios en descenso y una tasa de positivos menor del 2.
¿Cómo afecta el COVID-19 a los niños?
En general las estadísticas mundiales sugieren que los niños pequeños no transmiten la enfermedad fácilmente. Sin embargo, casos como el de un campamento en Georgia, donde se presentaron alrededor de 260 contagios, demuestran que los mayores de 10 años pueden contagiar con la misma facilidad que un adulto.
El otro indicio respecto a los niños revela que ellos, al igual que los adolescentes, no presentan signos de gravedad. Sin embargo, a pesar de que sea una buena noticia también pone en alerta que puedan ser asintomáticos. De esa forma se convierten en potenciales propagadores del COVID-19 hacia otros estudiantes sanos, alargando la cadena entre sus familiares.
¿Qué ajustes harían más seguro reabrir las escuelas en la pandemia?
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han dado una serie de pautas que deben seguir las escuelas para reabrir con seguridad.
- Uso de mascarillas por parte de todo el personal y estudiantes.
- Limitar la movilización de personas dentro del centro.
- Separar los pupitres para mantener el distanciamiento social.
- Cancelar las asambleas, las comidas en la cafetería y otras reuniones que supongan aglomeraciones.
La experiencia de otros países puede usarse como ejemplo de buenas prácticas. En el caso de algunos países escandinavos reabrieron sus escuelas con modificaciones y no han tenido brotes ligados a ellas. No obstante, comparados con Estados Unidos ellos tienen menos casos y una condición del COVID-19 bajo control.
En Israel, por su parte, se aperturaron los colegios aprovechando una tasa baja de contagios, pero pocas semanas después presentaron un repunte incluyendo alumnos y maestros, lo que obligó a cerrar nuevamente.
En Estados Unidos, ciudades como: Atlanta, Houston y Los Ángeles, planean comenzar el año escolar solo con clases a distancia. Mientras tanto, otros estudian ajustes para hacer posible un sistema mixto de clases virtuales y presenciales.
Esta nota usó información de AP.