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Los juegos de azar existen en Carolina del Norte y todos los estados, incluso en Hawái y Utah, donde las apuestas están prohibidas por ley. Pero no todos los jugadores son iguales.

Los jugadores “recreativos” o “sociales”, por ejemplo, compran boletos de lotería ocasionales, hacen el raro viaje al casino o apuestan pequeñas cantidades ligas de fantasía deportivas.

Además, también son mentalmente capaces de dejar de jugar en cualquier momento y evitar pérdidas financieras catastróficas.

Pero cuando el negocio o el placer se sale de control, el juego se convierte en una verdadera condición médica.

El trastorno del juego –como se le conoce– afecta entre el 1 y el 3 % de todos los adultos del país, pero pudo haber estar creciendo debido al aumento del tiempo aislado que pasan en línea durante la pandemia de COVID-19.

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De hecho, la industria tuvo ganancias récord el año pasado en plena pandemia.

Problemas económicos y mentales por culpa de los juegos de azar

Según la Clínica Mayo, "el juego puede estimular el sistema de recompensa del cerebro de forma muy parecida a como lo hacen las drogas como el alcohol, lo que lleva a la adicción".

Dicha adicción puede acarrear graves consecuencias económicas. Por ejemplo, los consumidores estadounidenses experimentan más de $100,000 millones por año en pérdidas totales de juego.

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Individualmente, un adicto al juego acumula una deuda promedio de entre $55,000 y $90,000, mientras que una mujer adicta a las apuestas tiene un promedio de $15,000.

El problema del juego, sin embargo, es mucho mayor en algunos estados que en otros.

Por lo tanto, WalletHub comparó los 50 estados para determinar dónde prevalecen más las apuestas excesivas.

Gracias a su conjunto de datos de 20 métricas clave, que abarca desde la presencia de operaciones de juego ilegal hasta las ventas de lotería per cápita y la proporción de adultos con trastornos del juego, se llegó a interesantes resultados.

Carolina de Norte, sin tanto problemas por apuestas

Y es que, al menos en Carolina del Norte, no debería haber demasiada preocupación por la adicción al juego, toda vez que el sexto estado con menos problemas al respecto.

De hecho, solo Utah, Alaska, Maine, Vermont y Hawái tienen menos problemas que el estado Tar Heel con las apuestas en todo el país.

Finalmente, y como era de esperarse, Nevada –con la capital mundial del juego, Las Vegas, en su territorio– acaparó la primera posición del ranking, seguido por Dakota del Sur y Montana, como los tres estados con más problemas de apuestas de la nación.

Source: WalletHub