El reciente regreso de Donald Trump al escenario político ha reavivado el debate sobre su enfoque de políticas comerciales, especialmente en relación con China, y su impacto en la economía de Estados Unidos. Con la experiencia de su administración anterior (2017-2021) como referencia, es posible analizar el impacto real de las políticas de Trump en el comercio entre Estados Unidos y China en la inflación de americana.
Importaciones desde China
Una comparación entre los últimos cuatro años de Barack Obama (2013-2017) y los primeros tres de Donald Trump (hasta 2019, antes del impacto de la pandemia) muestra que las importaciones de bienes y servicios de Estados Unidos como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) se mantuvieron bastante estables. En promedio, representaron el 15 % del PIB durante ambos períodos, con un leve incremento bajo Trump a 15.02 %, prácticamente sin cambios en términos reales.
Aún más, si se observan solo las importaciones desde China, estas también reflejan una estabilidad durante el período 2013-2019, con una proporción del PIB que pasó de un 2.6 % en los últimos años de Obama a un 2.5 % en los primeros de Trump. Este pequeño cambio indica que, aunque las políticas comerciales de Trump afectaron ciertos sectores específicos, el efecto en las importaciones generales de China fue mínimo en términos de proporción económica para Estados Unidos.
Este dato contradice la expectativa de que las políticas de Trump, caracterizadas por restricciones comerciales y tarifas a productos chinos, hubieran reducido las importaciones de manera significativa. A pesar de los aranceles impuestos a una variedad de productos chinos, la proporción de importaciones no experimentó una disminución sustancial en el contexto del PIB. Esto sugiere que los consumidores y empresas estadounidenses mantuvieron una demanda estable de bienes importados, compensando las tarifas aplicadas.
¿Qué esperar del nuevo gobierno?
Siendo esto así, al no haber existido cambios significativos en las importaciones totales de Estados Unidos, como porcentaje de su GDP, ni en las importaciones provenientes de China, a consecuencia de la política comercial “anti-China” de Trump, difícilmente esta política podría explicar cambios en los precios internos de Estados Unidos. Es decir, la inflación americana puede estar determinada por cualquier otro factor, excepto la política comercial de Trump respecto de China.
Ahora bien, si los antecedentes son así de claros y los vientos apuntan a que la nueva gestión de Trump apuntaría a reeditar el mismo enfoque de política comercial de su gestión anterior. No existiría entonces evidencia de que esta desencadene una nueva escalada en precios, un nuevo repunte de la inflación en Estados Unidos. Sí, hay muchos que anuncian que esto ocurriría, pero al menos los datos no reflejan eso.