Casi 1,000 soldados ucranianos que protegían el último bastión de Mariúpol en la planta siderúrgica se entregaron a Rusia esta semana.
Hasta esta semana la planta de Azovstal era el símbolo de la resistencia de Ucrania. Pero la batalla por la estratégica ciudad portuaria parece estar decidida en favor de Rusia.
El gobierno de Ucrania ordenó a los combatientes que salvaran sus vidas y dijo que su misión de retrasar a las fuerzas rusas se había completado. Esta petición evitó calificar la acción como una rendición de los 959 soldados que han salido.
No se sabe cuántos uniformados quedan; en algún momento las autoridades dijeron que había 2,000 combatientes atrincherados en la red de túneles y refugios subterráneos bajo la planta siderúrgica.
Te puede interesar:
¿Qué hará Rusia con los soldados que se rinden en Mariúpol?
El ministro de Defensa pidió a los ucranianos:
"Salven sus vidas. Ucrania les necesita. Esto es lo más importante".
Oleksiy Reznikov.
A los combatientes les espera un futuro incierto. Ucrania dice que aspira a un intercambio de prisioneros, pero Rusia prometió intentar juzgar al menos a algunos de ellos por crímenes de guerra.
Algunos soldados fueron trasladados a una antigua colonia penal en territorio bajo control de separatistas con apoyo ruso. El principal organismo investigador ruso dijo que pretende interrogar a los soldados para "identificar a los nacionalistas" y determinar si están implicados en crímenes contra civiles.
Te puede interesar:
¿Puede Rusia decir que ganó la guerra a Ucrania?
Los dos bandos tratan de armar su narrativa y obtener victorias propagandísticas de la que fue una de las batallas más importantes de la guerra.
No obstante, las cifras apuntan a que Moscú está a punto de poder proclamar que toda Mariúpol ha caído. Eso sería un impulso para el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en una guerra en la que muchos de sus planes se han truncado.
Pero ya había otro revés en el horizonte. Suecia y Finlandia solicitaron oficialmente el miércoles la entrada en la alianza militar OTAN, impulsadas por las preocupaciones de seguridad derivadas de la invasión rusa.
Te puede interesar:
Putin lanzó la invasión el 24 de febrero en lo que describió como un esfuerzo por contener la expansión de la OTAN, una estrategia que ha tenido el resultado opuesto.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo recibir de buen grado las peticiones, que ahora serán revisadas por los 30 estados miembros.
Más allá de su importancia simbólica, la caída de Mariúpol permitiría a Rusia desplegar fuerzas en otras zonas del Donbás, el corazón industrial en el este de Ucrania que el Kremlin está ahora decidido a capturar. También establecería una conexión terrestre con la Península de Crimea, que Rusia se anexionó de Ucrania en 2014, y privaría a Ucrania de un puerto crucial.