Existen momentos donde la fe se pone a prueba y queremos saber cómo orar a Dios correctamente para obtener respuestas a las peticiones que le hacemos.
"La oración es un diálogo franco y sincero con nuestro Padre Celestial. Debemos orar a Dios y a nadie más. No debemos orar a ningún otro ser ni cosa hecha por la mano del hombre o de Dios".
Éxodo 20:3–5
Según la Biblia por medio de la oración hay un acercamiento con Dios. Y a su vez tiene una influencia en nuestros pensamientos, palabras y hechos, ya que brinda fortaleza y guía.
"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá".
Mateo 7:7
¿Por qué oramos?
Generalmente oramos para pedir, pero solemos pedir cosas materiales cuando Dios realmente nos prepara espiritualmente para afrontar las situaciones de la vida, llenas o carentes de fortuna. Y también para guiarnos en las actividades diarias que nos ayudan a conseguir el bienestar que perseguimos.
Debemos orar por nosotros, pero también por quienes nos rodean, incluso nuestros enemigos, para que encuentren luz y vivan conforme a los mandamientos de Jesús.
Y debemos orar no solo cuando estamos más abrumados ni en las dificultades, sino también en las situaciones de alegría y bendiciones. En los momentos más simples como antes de comer, al salir a la calle, al llegar de nuevo al hogar. No importa el estado de ánimo, precisamente cuando perdemos la fe y esperanza, estamos enojados, desilusionados o disgustados, es cuando más debemos orar.
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5 Consejos para orar correctamente
Estos son algunos consejos que la Biblia establece sobre la oración:
1) Tener fe.
Hay una diferencia entre la fe y la superstición. La fe se fundamenta en la creencia de que lo que pedimos llegará en su momento y no como por parte de magia, ese pensamiento es más una superstición. Con el tiempo las personas aprendemos que solo Dios sabe lo que le corresponde a cada persona, lo que a la larga será para bien y en su beneficio.
2) Encontrar un lugar y momento adecuados.
Siempre es un buen momento para orar, aunque siendo un acto personal hay que escoger entre orar en silencio o en voz alta; en soledad o acompañado en familia. La mañana es una de las mejores horas para acercarse a Dios a través de la oración y así lo dicen las escrituras. Luego, en las noches, para darle las gracias por el día que nos regaló.
3) Agradecer.
Agradecer es un gran valor; y las personas agradecidas tienen paz y son más felices. Todo lo que nos sucede, bueno o malo, es digno de agradecer. Pues es en los momentos donde hay que levantarse cuando se aprende a valorar la vida y el propósito de Dios en ella.
4) Hablar con el corazón.
Orar es hablar con Dios desde el alma, con honestidad, pureza y sinceridad. No es con altanería, orgullo o prepotencia que nos podemos acercar a Dios. Es justamente desprovistos de todos malos sentimientos que nos abrimos a recibir con humildad. Pedir perdón, decir te amo, hablar con la verdad y mostrar confianza son esenciales a la hora de implorar. Eso sí, ten paciencia.
5) Soltar.
Dejar las cosas en manos de Dios es parte de la verdadera fe; no pedir como si estuviésemos seguros de que solo por exigirle algo solo resta esperar a obtenerlo. Soltar no es más que confiar en que Él pondrá las respuestas necesarias a todas las peticiones que recibe. Al decir "Hágase tu voluntad" estamos aceptando que sabemos que tal vez lo que deseamos no es lo mejor para nosotros. Se recomienda terminar las oraciones con esta frase:
"Te ruego en nombre de tu poderoso hijo Jesucristo.
Concédemelo Señor si es tu voluntad".
Dios responderá en alguna de estas formas:
- Concediendo lo que se pide.
- Negando lo que se le rogó porque no nos beneficia.
- Concediendo, pero a su debido tiempo.
Algunas formas de saber que Él escuchó es cuando el Espíritu Santo obra sobre nosotros y nos guía a través de las buenas ideas y pensamientos. También los sentimientos de paz y consuelo significan que nos está llevando por el camino correcto. Incluso cuando llegan personas de manera inesperada lo hacen para ser ese soporte por el que hemos clamado.