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Por años Mayda Vargas llevaba lo que describe como una vida estable y común. Trabajaba como profesora de primaria en su país de origen, Guatemala. Un trabajo gubernamental, el cual dice es deseado por muchos y es difícil de obtener. 

Todo eso cambió el 12 de marzo de este año. Estaba en el vehículo con su pareja y sus dos hijos, de 14 y 8 años, cuando otro auto se acercó a ellos y sus ocupantes comenzaron a disparar, e indica que su pareja perdió el control del carro. 

“Se bajan los asesinos del carro y nos van a rematar. Lo rematan a él y nos disparan,” explicó Vargas. “Bueno a mí me dispararon. Mis hijos solo sufrieron el impacto. Y pues yo quedé herida”.

Agrega que los hombres pensaron que estaba muerta. Vargas tenía cinco meses de embarazo en ese momento.

Los asesinos, dice Vargas, eran familiares de su pareja. Su tía lo había amenazado para que se uniera a la pandilla a la que ella pertenecía. 

“Pues él nunca lo quiso hacer. Él siempre se dedicó a trabajar, pues tenía su empresa de camiones,” contó Vargas. “Un día en octubre del 2020, ella nos amenazó diciendo que si él no aceptaba unirse a la pandilla para vengar la muerte de un hermano, el que la iba a pagar después era él.”

A Vargas la llevaron al hospital en donde denunció el incidente, pero dice que nada ha sucedido. Los hombres que mataron a su pareja siguen libres

“En Guatemala la justicia es solo para las personas de dinero. Solo las personas que tienen buenos puestos administrativos y económicos. A ellos les hacen justicia,” comentó Vargas. “Pero a uno que es pobre y va luchando el día con el día, no.”

Al saber que los asesinos de su pareja estaban libres, Vargas dice que sabía que tenía que huir del país

“Sabiendo que yo estoy viva, igual al regresar a Guatemala, ellos van a acabar con mi vida y con la de mis hijos,” dijo Vargas. "Era mi vida o era la muerte

Mayda Vargas esta en búsqueda de asilo es Estados Unidos y está intentando reconstruir la vida que dejo atrás

‘Ellos no me escuchaban’: Un complicado trayecto hacia Estados Unidos

En medio de su recuperación física y emocional, Vargas se llevó a sus dos hijos y comenzó el trayecto a Estados Unidos junto a su suegra y su cuñada.

Habían pasado tan solo unas semanas desde el tiroteo. Aún tenía una bala en su abdomen y dice que por un milagro seguía embarazada.

Cruzó el Río Grande con la ayuda de una persona a quien su suegra le pagó. Relata que llegó a Texas e inmediatamente fue detenida por los agentes de la frontera. 

 “Yo solicité ayuda. Les dije que estaba herida, que yo estaba embarazada, que corría peligro,” explicó Vargas. “Yo solo les hablaba y ellos no me escuchaban. Lo único que me dijeron fue que pusiera mis huellas, eso fue lo único.”

Vargas dice que la montaron en una camioneta y enseguida la deportaron a México

Relata que pasó los siguientes 15 días durmiendo en las calles de México junto a sus hijos. La gente en las calles le brindaba comida y agua. Dice que temía que los asesinos de su pareja la encontraran.

Eventualmente un sacerdote les ofreció un lugar para quedarse. Ahí, Vargas conoció a una abogada que presentó un caso para que recibiera un permiso humanitario para entrar a Estados Unidos. Se lo concedieron

El 20 de abril Vargas llegó a Charlotte. Una familia guatemalteca que lleva años en la ciudad y que vio un reporte sobre su historia, publicado en la primera vez que llegó al país, le abrió las puertas de su hogar.

“Nos recibieron y nos han tratado de una forma como si fuéramos su familia. Como que ya nos hubiéramos conocido desde antes,” indicó Vargas. 

Buscando asilo en uno de los tribunales más duros de la nación

Aunque Vargas y sus hijos ya han llegado a Estados Unidos, su trayecto apenas comienza. Ahora se une a los cientos de miles de inmigrantes que cada año buscan asilo en el país. 

Información del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) demuestra que más de 307,000 inmigrantes solicitaron asilo en el 2019, y alrededor de 46,000 de ellos fueron concedidos. A diferencia de los refugiados, los asilados se encuentran en Estados Unidos al momento de solicitar dicho estatus. 

Al poco tiempo de haber llegado a Charlotte, Vargas conoció a la abogada de inmigración Rebekah Niblock del Charlotte Center for Legal Advocacy. Niblock logró obtener vales de comida y atención médica para los hijos de Vargas y ahora la está ayudando a solicitar el asilo

La Corte de Inmigración de Charlotte es considerada una de las más duras de la nación. Estadísticas del Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC) en Syracuse University demuestran que entre el 2009 y el 2021 más del 80 % de los casos de asilo fueron rechazados.

Sin embargo, debido a cambios llevados a cabo por la administración del Presidente Biden, Vargas podría tener una mejor oportunidad de obtener el asilo.

En junio, el Fiscal General, Merrick Garland, revocó algunas políticas de asilo implementadas en los últimos cuatro años.

“Durante la administración de Trump, hubo muchos casos, prácticas y políticas que buscaron restringir en gran forma el acceso a las cortes y las posibilidades para aquellos que buscaban asilo,” explicó Niblock.

Uno de los cambios pertenece a las víctimas de violencia sexual, doméstica o por pandillas. La administración del Presidente Trump anunció cambios que dificultaron el proceso de asilo para estas víctimas. Pero Niblock dice que bajo la actual administración estas víctimas están resguardadas de nuevo.  

“Reconoce que las víctimas de violencia doméstica que no pueden salir de su matrimonio tienen la oportunidad de buscar asilo en Estados Unidos. Y que eso califica bajo el requisito de pertenecer a un grupo social en particular, el cual es uno de los cinco motivos para pedir el asilo.

La administración de Biden también revocó otra decisión de la administración de Trump. Bajo este cambio, la gente puede pedir asilo si están siendo amenazados por sus lazos familiares

Ambas decisiones pueden ayudar a Vargas al solicitar asilo. 

Antes de huir del país, Mayda Vargas enseñaba primaria en Guatemala. Ahora está en búsqueda de asilo y dice que espera poder volver a ser maestra.

‘Mis hijos son lo único que tengo’: Construyendo una nueva vida

Vargas lleva unos meses en Carolina del Norte. Al comienzo de julio dio a luz a su hija, y le removieron la bala que tenía en el abdomen. También ha sido diagnosticada con depresión y ansiedad. Pero dice que tan pronto llegó a Estados Unidos se sintió más segura. 

“Sentía que ésta era una nueva vida. Yo sentía que aquí ya no corría peligro. Que aquí mis hijos y yo íbamos a estar a salvo, que nadie nos podía hacer nada. Eso es lo que siento todavía,” dijo Vargas. 

Dice que espera recibir pronto el permiso de trabajo que le permita comenzar su nueva vida. 

“Aquí siento que es un país de muchas oportunidades. Y hay que aprovecharlas para poder tener un futuro y también para poder y formar un futuro aquí con mis hijos,” explicó Vargas.

Sus hijos van a empezar a estudiar en otoño y dice que se siente feliz al saber que ya no tienen que temer por su seguridad

“Mis hijos son lo único que tengo. Estoy sola. Solo los tengo a ellos y ellos me tienen a mi.” 

Por ahora, el permiso la autoriza a permanecer en el país por un año. Y está usando ese tiempo para solicitar el asilo. Si lo recibe dice que quiere trabajar como maestra de nuevo y reconstruir esa vida que dejó en Guatemala.

Lea la versión en inglés de este artículo en WFAE.

Es reportera de WFAE recientemente graduada en Elon University. Cubre la comunidad latina de Charlotte. Su experiencia incluye trabajar por unos meses en CNN como investigadora para la sala de redacción...