Prácticamente en cada ciudad de México existe una historia sobre la fantasmal mujer que sale todas las noches a gritar y llorar en la calle por sus hijos.
En el mundo moderno generalmente la ilustran como una figura fantasmagórica con la cabeza cubierta, vestida de negro, pero la realidad es que nadie sabe cómo es realmente "La Llorona", uno de los personajes más característicos de las historias de terror en México.
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En cada municipio del país hay un lugar donde existen testimonios sobre las apariciones de esta misteriosa mujer que vagando por las noches grita con una voz de dolor "¡Ay, mis hijos!". Por ejemplo, en la capital mexicana afirman que se aparecía en el centro de Ciudad de México, en las alcaldías de Xochimilco (flotando en los canales) y en la de Coyoacán.
Pero la historia original de este personaje conecta con el mundo prehispánico, y se ubica aproximadamente una década antes de la llegada de los conquistadores españoles, en 1521.
En sus escritos, Fray Diego Durán, uno de los evangelizadores españoles, daba cuenta de que el emperador azteca Moctezuma II estaba preocupado por sueños que advertían el fin de su reinado. A sus oídos llegaron historias de paseantes nocturnos que contaban haber visto a una mujer que lloraba y gemía, por lo que les encomendó preguntarles el porqué de su dolor y que era lo que quería expresar.
La historia también se transmitió a Fray Bernardino de Sahagún (misionero franciscano cuyas obras han ayudado a la reconstrucción de los hechos del México antiguo), a quien los indígenas le aseguraron que por las noches esta mujer gritaba "¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos! Y otras veces ¡Hijitos míos ¿a dónde os llevaré?", en referencia a su intento de salvar a los nativos de la masacre que estaba por venir con la llegada de los conquistadores españoles.
La historia se extendió hasta Centroamérica gracias a que había poblaciones aztecas en países como El Salvador y Nicaragua.