¿Alguna vez has visto cómo los adultos rehúsan a escuchar música nueva? Las personas conforme crecen se van convirtiendo en seres repulsivos a los nuevos sonidos, pero hay una explicación lógica que da un investigador para este tipo de fenómenos.
Estudio revela por qué a la gente mayor no le gusta la música nueva
El psicólogo, Frank T. McAndre, quien también funge como profesor del Knox College, asegura que la gente se vuelve más selectiva en cuanto a sus gustos musicales primeramente por la edad.
Así es, la edad sirve como referente al momento de relacionar el desarrollo cerebral con la apreciación por la música. Un ejemplo es cuando comienza a desarrollarse el gusto musical de alguien, normalmente inicia a partir de los 13 años y tarda unos siete años en terminar de desarrollarse.
Ante esto, McAndrew menciona el resultado de una investigación donde la mayoría de los seres humanos deja de escuchar música nueva alrededor de los 33 años, una edad en donde sentimos que ya tenemos un repertorio suficiente para continuar con nuestra vida.
Además, el estudio asegura que el cerebro empeora con la edad al momento de hacer distinciones sutiles entre los diferentes acordes y ritmos, es decir, entre mayor edad se tenga, se dejan de escuchar las variaciones en algunos ritmos.
Entre más crecemos, más nos resistimos a escuchar sonidos nuevos
Hay una situación que McAndrew llama “el efecto de mera exposición” y tiene que ver con el gusto que desarrollamos por algo en la medida en que estamos más expuestos a eso.
Otros factores también que inciden son las ocupaciones que tienen los adultos. Durante la adolescencia se tiene más tiempo libre, pero conforme uno vaya creciendo, habrá más cosas y prioridades a las que hay que invertir tiempo.
En la adolescencia, los artistas forman lazos estrechos con nuestros gustos musicales favoritos y pasan a formar parte de nuestra vida. Pero cuando rebasamos los 30, esos sonidos nuevos son resistidos debido a los gustos que desarrollaste anteriormente.
De esta forma, conforme pasan los años, lo que escuchamos en la adolescencia pasa a ser parte importante de la vida cotidiana y es por eso que los ritmos nuevos no pasan a formar parte de las prioridades de las personas.