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Jesus Ministry y la Federación de Iglesias Cristianas de Carolina del Norte

En numerosas ocasiones varias personas me han preguntado porqué no me ven en las marchas y protestas que se han hecho a lo largo de los últimos diez años, pues las causas por las que se gritan en las marchas han sido por los mismos problemas que yo quiero resolver, y que como defensora de los derechos humanos me interesan.

Quiero decirles que yo si he marchado en algunas ocasiones, cuando he sabido que esa marcha va a provocar una respuesta positiva a lo que se busca. Un ejemplo fue cuando el gobierno estatal en Raleigh decidió formar un comité antiinmigrante en el 2012, miembros de nuestra organización Jesus Ministry fuimos con un grupo grande a protestar esa decisión, pero lo hicimos con mucho respeto.

Nunca antes yo había ido en grupo para ese lugar, por ello indague antes sobre el protocolo para llevar un grupo de 70 ciudadanos, y a la vez protestar fuera del Capitolio de Raleigh. Llamé y me asignaron un área para protestar y tener una conferencia de prensa. Como nunca antes habíamos ido y nuestro grupo era desconocido para ellos, para nuestra sorpresa, cuando llegamos el capitolio, estaba lleno de seguridad, ya que un grupo grande de antiinmigrantes también iban a llegar y seguramente esperaban confrontación y desobediencia civil de parte de nosotros.

Cuando viajábamos en el bus de Charlotte hacia Raleigh, oramos y yo les comenté a la gente que si este grupo antiinmigrante los provocaba, que no hicieran ni dijeran nada, y así fue; tan pronto nos vieron nos comenzaron a insultar y aunque la sangre se nos subía al oír aquellos insultos, nunca perdimos nuestra cordura y esto hizo que al final la policía tuviera que controlarlos a ellos en numerosas ocasiones y a nosotros nunca.

Al salir tuvimos nuestra demostración y conferencia de prensa. Todo salió tan bien que de ahí en adelante nos ganamos el respeto de la seguridad del Capitolio y de sus trabajadores hasta el día de hoy.

Nuestra meta era traer abajo ese comité y que no pasaran leyes destructivas para nuestra comunidad. Para eso sabíamos que no podíamos llegar ahí una vez y desaparecernos, ya que nuestra presencia hablaba más fuerte que nuestras palabras. Nuestra presencia sin decir nada era nuestra protesta. Fue así que con mucha dificultad seguimos yendo a cada una de sus sesiones, hasta su última reunión donde ellos decidieron retirarse sin hacer ninguna ley en contra de los inmigrantes y nosotros salimos victoriosos.

En ese período de tiempo, de ir y venir al Capitolio, pedí audiencias con los legisladores más conservadores, y el presidente de ese Comité, el Representante Frank Iller, me dijo sí, pero solo diez minutos y fui con un grupo de pastores. La reunión se volvió tan amena que terminamos teniendo casi dos horas con él. Ese día le dije que queríamos licencias de manejar para los indocumentados.

Aprendí que es mejor hablarles y no gritarles, que si hoy ellos dicen no, mañana dirán sí. Aprendí que la persistencia tiene más poder que los gritos y como dice la palabra de Dios: “La palabra mansa ablanda el corazón”. Mi grupo y yo seguiremos hablando con los legisladores y sé que de esa forma ganaremos muchas batallas.

Por tres décadas ha servido en su ministerio pastoral y en la organización Jesus Ministry. Presidenta de la Federación de Iglesias Cristianas. Autora del libro: El encuentro que me transformó