Cherie Berry, un política de carrera, desde hace 20 años ocupa el cargo de Comisionada de Trabajo de Carolina del Norte. Es una figura conocida por dos cosas: 1) Su foto aparece en casi todos los elevadores del estado, y 2) ha demostrado una cruel indiferencia a la hora de proteger a los trabajadores latinos contra el COVID-19.
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La pandemia en lugares de trabajo
La gestión de Berry durante la pandemia en relación a los trabajadores latinos ha sido un rotundo fracaso. Datos oficiales muestran que hasta el 7 de diciembre 302 lugares de trabajo en Carolina del Norte se convirtieron en grupos concentrados de infección (clusters) por COVID-19, los cuales han dejado cerca de 7,000 trabajadores contagiados y más de 30 muertos.
De los 6,886 casos de COVID-19 detectados en un lugar de trabajo en Carolina del Norte, la abrumadora mayoría (59.9 %) se registraron en plantas de procesamiento de carne, seguido por el sector de la manufactura (13.1 %). Buena parte de los empleados en estas actividades son latinos.
¿Qué han hecho las autoridades?
Pese a esta innegable realidad ¿qué se ha hecho para proteger a los trabajadores? Desde que comenzó la pandemia la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA) en Carolina del Norte ha investigado y cerrado más de 1,200 casos de quejas. Con más de 300 sitios de trabajo considerados como puntos de contagio ¿cuántas empresas fueron inspeccionadas en el sitio por las autoridades? El número oficial es insultante: solo 17, hasta el 22 de noviembre.
Esta irresponsable inoperancia saltó a la luz tras una apresurada promesa de campaña del gobernador Roy Cooper; cuando el pasado 13 de agosto ofreció que emitiría una orden para proteger a los trabajadores esenciales y agrícolas ante la pandemia. Sin embargo días después Cooper se retractó ante la oposición de funcionarios como la comisionada Berry, quienes dijeron que no acatarían tal orden.
Esta funcionaria pública, quien vive del dinero de los contribuyentes, no solo se niega a hacer su trabajo; su cruel indiferencia contra los trabajadores latinos la han hecho emitir declaraciones descabelladas, tratando de justificar su desdén con risibles “hechos alternativos”.
Negando datos oficiales la comisionada Berry, aseguró que el COVID-19 “no es un peligro en el lugar de trabajo”, por lo que no se necesitan nuevas reglas para proteger a los trabajadores.
“Si bien no descarto las trágicas muertes que han ocurrido como resultado de este virus”, escribió Berry en respuesta a grupos de defensa de los derechos de los trabajadores en noviembre; “estadísticamente, no se ha demostrado que el virus cause la muerte o daños físicos graves desde la perspectiva de un riesgo laboral”.
Los trabajadores más vulnerables al COVID-19 están en la industria del procesamiento de carne, aves de corral, agricultura y atención médica; muchos de los cuales a menudo no tienen acceso a seguros de salud y temen represalias si denuncian a sus empleadores ante las autoridades.
La Comisionada de Trabajo y los trabajadores
Pese a este riesgo inminente, Carolina del Norte no exige medidas de seguridad a los empleadores. Actualmente OSHA federal y estatal solo emiten “guías”, pero no acciones concretas exigibles. Esto evidentemente pone en riesgo la salud de los trabajadores calificados por el propio gobierno como “esenciales”.
Comisionada Berry: Tras 20 años en su cargo considere cuál es el legado que está dejando: No es una caricaturesca fama de elevador, sino una notoria indiferencia hacia los trabajadores latinos. La historia, su conciencia, y la memoria de los trabajadores esenciales a los que usted ha fallado, le pedirán cuentas.