El año 2016 se crearon una serie de expectativas sobre la participación de los latinos en la vida política de Estados Unidos. Varios expertos anticipaban cifras récord de votantes latinos ejerciendo su derecho en las urnas, principalmente como una respuesta a la retórica antiinmigrante del entonces candidato Donald Trump. Sin embargo nuevas cifras oficiales señalan que a la hora de ir a votar, la apatía de los latinos pesó más que su llamado a hacer historia.
La Oficina del Censo publicó el 12 de mayo los datos definitivos sobre las pasadas elecciones presidenciales. La entidad indica que el voto latino disminuyó ligeramente (0.4 %) en el 2016 con respecto a las elecciones del 2012, a pesar de que se esperaba una gran movilización contra las ofensas y planes del candidato republicano.
El Censo indicó que un 47.6 % de los latinos con derecho al voto sufragaron el año pasado, frente a un 48 % que lo hizo en el 2012. En contraste, la participación electoral de los anglosajones aumentó al 65.3 %.
En el 2016 los latinos fueron el grupo demográfico más apático a la hora de votar. Pese a que sufragaron 12.7 millones, el número de latinos que contaban con el derecho al voto, pero que se abstuvieron de hacerlo creció hasta la cifra récord de 14 millones.
La baja participación de los latinos (quienes tradicionalmente votan con mayor inclinación hacia el Partido Demócrata) fue uno de varios factores que explican la sorpresiva derrota de la candidata Hillary Clinton.
Algunos pueden argumentar que Clinton no inspiró suficiente confianza para animar el apoyo masivo del voto latino, sin embargo las cifras señalan un patrón distinto. La jornada electoral del 2016 fue la sexta elección consecutiva en donde la participación del voto latino se mantuvo por debajo del 50 %. ¿Cómo podemos catalogar esta tendencia?
La palabra apatía viene de la unión de los vocablos griegos: “a” (prefijo de negación) y “pathos” (emoción, sentimiento), literalmente significa “sin sentimientos”. Como presidente, Trump ha cumplido con parte de sus promesas de tener mano dura con los 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en el país ¿Cómo es posible que el futuro del país y el de nuestras familias les sean indiferentes a cerca de la mitad de los votantes latinos? ¿Cómo se puede vencer la indiferencia? A continuación una posible respuesta.
La semana pasada se realizó en la ciudad de Charlotte el festival de cine de la organización Define American, entidad que busca crear conciencia nacional sobre la problemática que sufren minorías como los inmigrantes indocumentados. Se exhibieron documentales y se presentaron paneles de discusión con destacadas personalidades. Allí el director de Define American, el periodista ganador del premio Pulitzer, José Antonio Vargas, ofreció una valiosa idea.
Vargas, quien es indocumentado, dijo que las minorías no deben tener temor de contar sus historias, pues al hacerlo ponemos un rostro a lo que antes era una estadística. Al humanizar una problemática social crearemos conciencia y derribaremos prejuicios.
Es posible que la apatía de los votantes latinos pueda ser vencida cuando contemos sin temor a nuestros amigos, vecinos y familiares las graves consecuencias de la indiferencia.