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CMS aprueba el plan para traer a los estudiantes de regreso a clases en persona
(Foto: Archivo)

Por las aulas de las escuelas del CMS volverán a escucharse los gritos de los alumnos que hace prácticamente un año dejaron de asistir.

La pandemia de coronavirus provocó que el distanciamiento social cambiara la forma de tomar clases, pero una luz de esperanza se asomó en la oscuridad.

Gracias a la llegada de las vacunas y los diversos protocolos empleados para evitar la propagación del virus, se determinó el regreso de los niños y jóvenes a clases presenciales.

El gobernador de Carolina del Norte Roy Cooper instó “encarecidamente" a las escuelas a reabrir lo antes posible.

Por lo que la junta de las Charlotte-Mecklenburg Schools se reunió para discutir la fecha de vuelta.

Fue así que se determinó que las CMS comiencen a recibir a los estudiantes de primaria y de K-8 con necesidades especiales al salón de clases el 15 de febrero.

Mientras que los estudiantes de secundaria y preparatoria no regresarán hasta el 22 de febrero.

“La escuela ya nos está mandando correos de ‘cuando usted llegue…’, pero no queremos; nos morimos del susto”, dice a La Noticia Nhora Gómez Saxon, profesora de South Meck.

“Tal vez yo tenga más posibilidades de sobrevivir al virus si me da pero mi mamá no”, abunda.

“Estamos exponiéndonos la vida al frente del cañón y ¿a qué precio?”, se cuestiona.

Y es que apenas el pasado 10 de febrero, Cooper anunció que maestros, empleados del centro de cuidado infantil y el personal de apoyo escolar serán elegibles para la vacuna COVID-19 el 24 de febrero.

Pero antes de la conferencia del gobernador, el personal de educación no estaba entre las prioridades.

“Lo que estábamos pidiendo es que nos vacunaran a nosotros, pero ni siquiera nos habían puesto en las prioridades”, señala Gómez Saxon.

Aún así, la próxima semana los maestros volverán a las aulas, mucho antes de que puedan tener acceso a la vacuna COVID-19.

“Nosotros estamos programados para volver el 17 de febrero los profesores y los niños el 22”, recuerda la maestra de origen colombiano.

“Yo soy profesora, estoy muerta del susto porque tengo que ir a la escuela”, insiste.

“Mi mamá es una persona mayor y no quiero infectarla, esa es mi prioridad, mi mamá y mis hijas”, refuerza.

La decisión de llevar de regreso a los estudiantes a los salones de clases se encuentra con la oposición de maestros pero también de padres de familia por igual.

Los papás coinciden que debería haber una mayor protección contra COVID-19 antes de pensar en la cátedra en persona.

“No, yo no estoy de acuerdo”, dice a La Noticia un padre de familia de origen latino bajo la condición de anonimato.

“Es exponerlos y exponernos a nosotros como familia y creo que es más importante la salud que ahorita las clases”, asegura.

La junta de CMS ha tenido múltiples discusiones sobre el aprendizaje en persona y ha retrasado la transición a la normalidad en diversas ocasiones.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Cooper e incluso el Departamento de Salud del Condado de Mecklenburg han animado a las escuelas a reabrir con medidas preventivas establecidas.

“Si el muchachito se enferma, ¿quién lo va a llevar al hospital? ¿Quién va a pagar las cuentas de hospitalización?”, cuestiona la profesora Gómez Saxon.

“Las mamás en mis dos clases, por mitad se quedan en la casa; una alumna que se llama Ana me dijo ‘no, yo no voy a ir a la escuela porque estoy con mis sobrinitos porque mi hermana tiene que trabajar”, comparte.

“De verdad los niños no van a volver interesados a aprender”, zanja.

De por sí, el ausentismo en las aulas se había agudizado durante la pandemia, especialmente en la comunidad latina de Charlotte.

Según una base de datos con el registro de asistencia de los alumnos durante la contingencia, el 25.3 % de los estudiantes latinos y el 24.4 % de los estudiantes afroamericanos de CMS han estado ausentes.

Es decir, pierden al menos el 10 % de los días inscritos.

Números que causan estado de alerta, toda vez que los datos del año pasado contrastan drásticamente con un 16.8 % de ausentismo de latinos.

Y que ante la incertidumbre y temor por la vuelta a las clases presenciales, podría empeorar.

“De mi clase de 20, yo creo 10 van a volver al salón”, calcula la profesora.

“Pero los otros 10 no van a volver porque ese sí es un hecho, los hispanos no quieren mandar a sus muchachitos a que se enfermen”, afirma.

Se estima que 18,000 estudiantes de CMS no tenían acceso a recibir educación a distancia al comienzo del año escolar.

El problema es que las dificultades de algunos se mezclan con la apatía de otros cuantos alumnos y se provocan este tipo de crisis.

“En clases normales, los afroamericanos e hispanos son los que más llegan tarde y más faltan a las clases”, afirma Gómez Saxon.

South Meck es la escuela de 3,200 estudiantes, un tercio de la población es hispana y qué ves tú después de que deja a los niños, una cola de niños hispanos para desayunar en McDonald's”, lamenta.

“Que no se use esta crisis como disculpa, ante un reto deberíamos levantarnos y responder de acuerdo a la necesidad y no lo estamos haciendo, ahí es donde estamos fallando”, puntualiza.