Ana Chagoyán perdió a su hermano Juan, de 40 años de edad, debido al mortal coronavirus. Además asegura que estuvo a punto de perder a su madre de 57 años días antes de que su hermano se enfermara.
“Estamos desesperados porque, pues, con esto de mi hermano, mi mamá enferma, con niños chiquitos, con biles (cuentas) que tenemos que pagar… No es fácil, no es fácil”, dijo Chagoyán.
Al menos ocho miembros de la familia, todos viviendo bajo el mismo techo, mostraron síntomas o dieron positivo a la prueba del coronavirus.
Pero Juan fue hospitalizado por un derrame cerebral, no por COVID-19. La familia cree que, según la causa de muerte de Juan, solo recibió el tratamiento adecuado para su diagnóstico de COVID-19 y no para los efectos del accidente cerebrovascular.
Los miembros de la familia estaban bajo una estricta orden de cuarentena del condado de Cabarrus; por lo que no pudieron verlo ni interactuar con el personal del hospital en persona, cuando Juan fue hospitalizado. Dicen que en el hospital, Carolinas Medical Center, no fueron directos sobre la condición real de Juan. Sus registros muestran que después del accidente cerebrovascular, tenía un 85 % de discapacidad y nunca volvería a ser él mismo; pero los familiares dicen que no sabían de esto.
En un correo electrónico, un portavoz de Atrium Health, compartió la siguiente declaración:
“En Atrium Health, los proveedores de atención médica tratan a sus pacientes de acuerdo con sus necesidades médicas individuales. Los pacientes ingresan al departamento de emergencias con muchos signos, síntomas, afecciones y diagnósticos diferentes. El proveedor de atención médica de cada paciente toma la determinación sobre la forma adecuada para tratar el problema individual del paciente. Debido a restricciones de privacidad, no podemos discutir los detalles de un paciente en particular, ni sobre la atención que recibió”.
El peligro extraordinario que corren los latinos y los indocumentados ante la pandemia ha sido notado por varios miembros de la comunidad médica, incluyendo a la Dra. Viviana Martínez-Bianchi; miembro del equipo de asesoría de COVID-19 del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Carolina del Norte.
"Hay cuestiones de inequidades que el virus, o la pandemia, ha desenmascarado tanto de acceso a la salud, como de educación, como de estado socioeconómico, como el tipo de trabajo esencial que realizan," dijo Martínez-Bianchi.
¿Por qué existen estas barreras en pacientes latinos?
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Carolina del Norte ha identificado a la comunidad latina e indocumentada como unas de las más vulnerables y afectadas por la pandemia del coronavirus.
“Tienen menos recursos, menos ingresos, menos acceso a la atención médica, no están asegurados en muchos casos y, en muchos aspectos, con su estatus de indocumentado, tienen pocos derechos a los que pueden recurrir”, dijo Ben Money, subdirector del departamento.
Money explica que el coronavirus ha exaltado las discrepancias que existen entre las comunidades históricamente marginalizadas y aquellas más afortunadas.
“También enfatiza el hecho de que las personas que ahora reconocemos como trabajadores esenciales han sido expuestas a mayores riesgos aunque tengan menos recursos para sobresalir de estas circunstancias'', dijo Money.
La Dra. Martinez-Bianchi dice que ha oído hablar de casos de hospitales y clínicas que se niegan a atender a pacientes de habla hispana con síntomas de COVID-19, debido a barreras de comunicación. Confirma que no han habido reportes oficiales y, por lo tanto, el departamento no tiene casos que investigar.
"No tenemos una evaluación concreta de cuántos son los casos," dijo la doctora. "Si hay gente que está siendo rechazada sin hacérsela ver de la emergencia, necesitamos saber cuales son esos casos”.
Fuera de su trabajo con el departamento de salud, Martinez-Bianchi es doctora en Duke Family Medicine. Como catedrática de la salud, investiga temas de equidad en la salud dentro de su propio sistema hospitalario y en todo el estado. Dice que una de las cosas más difíciles para los latinos es defenderse a sí mismos en el hospital. Esto se volvió aún más difícil debido a la pandemia: muchas restricciones de COVID-19 no permiten que la familia o los activistas estén con los pacientes.
Antes de la pandemia, más que cualquier otro grupo, los adultos latinos de Carolina del Norte tenían menos probabilidades de ver a un médico debido al costo y la falta de seguro. Y esas son solo las barreras financieras.
La Dra. Martinez-Bianchi dice que necesitamos mejores servicios de interpretación dentro de los hospitales porque todavía existen limitaciones en cómo se entiende a las personas en el hospital, especialmente durante las visitas a la sala de emergencias. En la última década, ha habido un impulso para que los traductores pasen de ser solo intérpretes de idiomas a ser también expertos en diferencias culturales o mediadores culturales.
"Se necesitan servicios más integrados de traducción dentro de nuestros hospitales," dijo la doctora.
La abogada de la familia Chagoyán, Melissa Hordichuk del grupo Access to Justice Project en Charlotte. dice que hay organizaciones como la suya que intentan defender a los grupos marginados durante la atención médica, pero que se ha vuelto más difícil debido a la pandemia.
“Si una persona no habla inglés y es indocumentada, las ayudas que existían para los defensores realmente no existen ahora debido al COVID”, dijo Hordichuk.
Vanessa Cruz Nichols es profesora de ciencias políticas en la Universidad de Indiana. Ella estudia los factores políticos que afectan la relación de los inmigrantes con la atención médica. Ella asegura que si los hospitales contrataran más trabajadores de la salud que reflejen las comunidades a las que sirven, habría menos inequidad entre los inmigrantes y otros grupos marginados.
“[Ellos] tienen que estar seguros de que su información estará segura y la de sus familiares, especialmente si son indocumentados”, dijo. "Los latinos pueden entonces sentirse cómodos buscando ayuda de los proveedores de atención médica y establecer una buena relación allí".
Pero Cruz Nichols también dice que la causa subyacente es el largo historial de políticas agresivas de inmigración y de vigilancia en Estados Unidos.
“La forma en que las autoridades interactúan con las personas de la comunidad se extiende a otras formas en las que las personas interactúan con otras formas de autoridad en su condado y su estado”, dijo Cruz Nichols. "Están muy entrelazados".
La sobrina de Juan, Joseline González, dice que su tío se mostró reacio a ir al hospital por temor a que su estado migratorio, su incapacidad para pagar y la falta de seguro médico influyeran en la calidad de su atención.
“Tenía miedo de ir al hospital porque decía,“ ¡Me van a matar! ¡Van a decir que di positivo! " dijo ella.
Como recordatorio, Juan fue confirmado positivo en Atrium Health, pero la prueba que tomó la misma mañana de su derrame mediante de Novant Health, resultó negativa.
Cruz Nichols explica que las comunidades inmigrantes tienden a ser más reacias a hacer citas de atención médica y también confían menos en los médicos y funcionarios de salud debido al contexto político que, dice, los trata de manera hostil.
Aún así, el departamento de salud del estado está pidiendo a los miembros de la comunidad latina que se auto-aboguen. Es decir, que reporten cualquier dificultad que tengan con los sistemas de salud debido a una barrera lingüística o cultural, y si se les negó la atención médica por motivos de pago o Seguro, sin miedo alguno. La Dra. Martínez-Bianchi dice que culturalmente, los latinos pueden ver esto como cuestionar la autoridad, lo cual no es común, especialmente entre las generaciones mayores.
La Dra. Martinez Bianchi espera que los problemas expuestos por la pandemia sirvan como un catalizador para que la comunidad latina se esfuerce por lograr un cambio sistémico en cómo se les ofrece atención médica y en otros aspectos de la vida.
“Tenemos que organizarnos como comunidad para que ocurran cambios que no sean solamente durante la pandemia, pero que sean de alta duración para que no sigamos sufriendo estas inequidades”, dijo.
Más allá de inmigración
Es importante tener en cuenta que, para empezar; el estadounidense promedio de por sí tiene poca experiencia sobre cómo funcionan los hospitales en comparación con los médicos y otros empleados clínicos. Así que las barreras del idioma y las diferencias culturales lo hacen aún más difícil para la comunidad latina.
A fines de agosto, los latinos todavía representaban un poco más de un tercio de todos los casos registrados.
El Departamento de Salud estatal ofrece un sistema para que las personas reporten cualquier dificultad que hayan tenido al recibir cuidado médico; por barrera de lenguaje o cultural, y si el cuidado médico fue negado del todo. Hasta la fecha, no hay ningún reclamo hecho al departamento.
La División sólo puede investigar quejas sobre incidentes que ocurrieron en el último año y asuntos que están regulados por regulaciones federales o estatutos estatales.
Línea directa de quejas: 1-800-624-3004 (dentro de Carolina del Norte) o 919-855-4500
Horario de la línea directa de quejas: 9:00 a.m. - 12:00 p.m. y 1:00 p.m. - 16:00. entre semana, excepto festivos.
Fax: 919-715-7724
Correo: 2711 Mail Service Center, Raleigh, NC 27699-2711
La Oficina de Derechos Civiles de Estados Unidos también acepta quejas relacionadas con la discriminación: 1-800-368-1019 o OCRmail@HHS.gov.
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