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Lengua materna
(Imagen: UNESCO)

Cuando Víctor Huerta llegó a Carolina del Norte, se topó con una altísima barrera: la de no hablar inglés.

Tenía solo 13 años y arribó con su familia desde Tuxpan, Veracruz, a unas 1,900 millas de Asheville.

Ahí fue donde se asentaron desde hace 7 años.

Ahora, con 20 años de edad, Víctor domina bien el inglés, pero no olvida su lengua materna, pues es el vínculo más estrecho con sus raíces.

“Sí fue un problema, sobre todo al principio”, reconoce.

“Pero conforme aprendí me di cuenta de que no debía dejar de hablar español, no apenarme ni nada”, asegura.

No hablar inglés, un reto

En Carolina de Norte hay 997,000 habitantes latinos, según las últimas cifras del Censo. Por su parte en la comunidad inmigrante, entre los indocumentados el 43 % no domina el inglés.

Pero el resto que sí domina el idioma local del país al que inmigró, en ocasiones prefiere olvidar su lengua materna.

“Muchos amigos no hablan por pena, ya que aprendieron inglés”, lamenta Huerta.

De los idiomas más hablados entre el total de indocumentados en el estado, el español predomina abrumadoramente con 239,000 personas que lo tienen como lengua predominante.

21 de febrero, día para celebrar la lengua materna

La idea de celebrar el Día Internacional de la Lengua Materna fue aprobada en la Conferencia General de la UNESCO de 1999.

Se creó para confirmar la importancia de la diversidad cultural y lingüística para las sociedades.

Sobre todo en un mundo globalizado en donde la inmigración es un fenómeno de gran escala.

“La lengua materna es uno de los regalos más hermosos que uno le puede pasar a su hijo en cualquier lengua”, dice al respecto Nhora Gómez-Saxon, maestra de español en South Meck.

“Esa es la razón de mi existir, es la razón de mi enseñanza”, asegura.

“Si no hablan entre ustedes la lengua se murió, la lengua de la madre ¿y cómo se la va a pasar a sus hijos si no la tiene?”, agrega.

“Yo enseño español para hispanohablantes porque estoy 100 % consciente de la importancia de preservar la lengua materna y de cualquier idioma”, subraya.

Diversidad lingüística, en amenaza

La diversidad lingüística se encuentra cada vez más amenazada con un mayor número de lenguas que desaparecen.

Cada dos semanas, como promedio, una lengua desaparece, llevándose con su desaparición todo un patrimonio cultural e intelectual, según la UNESCO.

Y aunque el español es hablado por alrededor de 580 millones de personas en el mundo, conforme se desarrolla en fenómeno migratorio, las personas lo dejan morir en sus nuevos países de residencia.

¿Cómo preservar la lengua?

“El interés de los estudiantes por aprender la lengua es directamente proporcional al interés de los padres”, asegura la profesora de CMS.

“No se le puede pedir a un niño que su mamá es de segunda generación y ya chapa el inglés y que le permite al niño que le hable en inglés”, cuestiona.

“A medida que las nuevas generaciones nacen aquí y se adaptan aquí, menos les interesa, menos nivel de lenguaje”, considera.

“Y un niño sin un nivel alto de español prefiere estudiar cualquier otra cosa y no sentirse bruto en una clase de español donde no sepa tanto y se le note”, reflexiona.

Es así que personas como Víctor Huerta, son una punta de lanza en la preservación de la lengua materna.

Al no dejarse influenciar por el contexto discriminatorio por hablar otro idioma distinto al que prolifera en su lugar de residencia.

“Entre mis amigos de México y otros lados siempre hablo español”, dice.

“De todos modos, sí, no muchos dominan el inglés, pero uno que sí habla no puede olvidarse de dónde vino”, puntualiza.