Charlotte - Para Adelina Vargas, una madre y abuela de origen colombiano de 66 años, todavía le parece un sueño haber logrado hacerse ciudadana estadounidense.
“Me siento muy feliz y creo que fue un regalo de Dios, después de todas las aventuras que he pasado, las situaciones trágicas y difíciles en mi vida, y poder sacar adelante a mis hijos sola”, dijo Adelina a La Noticia.
Adelina llegó a Estados Unidos hace siete años al ser pedida por una de sus hijas. Su camino no ha sido fácil debido a su edad, problemas de salud, el no saber inglés, ni cómo funciona el sistema.
Ya ha pasado un año desde que pudo naturalizarse, lo cual le ha dado varios derechos en este país. “Me dio alegría ver la posibilidad de pedir a mis tres hijos y nietos y además poder votar por la persona que quería”, anotó.
Luchando desde niña
Adelina aprendió a trabajar desde que era niña. A los siete años su madre hacía dulces para que ella los vendiera en la escuela. A los 15 años comenzó a trabajar en almacenes en Bogotá, y a los 18 años había ahorrado $7,000 pesos con los que pudo comprar un lote en el que logró construir una casa en la que hoy viven tres de sus cuatro hijos, dos nietos y un biznieto.
A los 24 años Adelina se había casado y era madre de tres hijos y a los 35 años, era madre cabeza de familia.
“Fueron años duros porque me salió mal esposo, y cuando nació mi último hijo empezó mi lucha sola”, contó.
Para poder sacar adelante a sus hijos, Adelina se convirtió en vendedora de flores en un puesto que puso frente a un cementerio, al suroeste de Bogotá. Recuerda que fue un trabajo muy pesado cargando en sus espaldas decenas de ramos que transportaba en autobuses públicos, de un extremo al otro de la sábana bogotana.
“Cuando llegaba a la casa ya estaban marchitas, pero las ponía en agua y al otro día estaban hermosas, era algo mágico”, recuerda.
Así transcurrieron 20 años, hasta que un comerciante puso un deposito de flores próximo al cementerio. “Quebré, pero ya había logrado darle estudio universitario a mis hijos. Me siento orgullosa de que hoy todos son profesionales”, manifestó.
Sueña seguir estudiando
Durante estos años en Charlotte, Adelina ha trabajado en limpieza. También acudió a los laboratorios de inglés gratuitos en el CPCC.
Su último trabajo fue en “Dress for Success”, una compañía que ofrece una red de apoyo y ajuar profesional a mujeres que quieren ascender en su vida laboral. Allí se ganó el cariño de sus jefes, y ellos le pagaron un curso de finanzas en el CPCC.
“Pensé que no sería posible con el poco inglés que sabía, pero lo logré con mucho esfuerzo”, afirmó.
Cuando sus jefes se enteraron que se haría ciudadana, le proporcionaron el ajuar, la acompañaron a la ceremonia, le tomaron fotos, hicieron una celebración con todos sus compañeros, y la pusieron como empleada ejemplar en la página de Internet.
“Creo que la misión de mi vida es demostrar que puedo, si yo pude cualquiera puede”, apuntó. “Ahora mi meta es sacar el GED en el CPCC y ver si puedo seguir estudiando”, añadió.