Estimaciones de la población indican que para el año 2060, uno de cada cuatro estadounidenses será latino, superando los 111 millones. Y es que debido a la migración que causan la crisis social, política y económica en países de Centroamérica y Suramérica, principalmente, el crecimiento de la población en Estados Unidos está en un 50 % basada en los latinos, incluso de nacimiento.
En esta dinámica, ya en el 2022 Carolina del Norte era uno de los 13 estados con más de 1 millón de latinos, según datos del Censo. Entre 2010 y 2020, la población latina en Carolina del Norte creció un 40 %, en contraste con un crecimiento del 7 % en la población no latina. Y por ello actualmente, aproximadamente una de cada diez personas en el estado es latina.
Un estudio de Camino Research Institute (CRI) permitió profundizar en el conocimiento de la comunidad latina específicamente en el oeste de Carolina del Norte. Un total de 512 personas mayores de 18 años participaron en diversos métodos incluidos una encuesta en línea, que se combinó con un muestreo de inmigrantes de al menos 16 países diferentes.
¿Qué se sabe de la comunidad latina en el oeste de Carolina del Norte?
El crecimiento de la población latina en las zonas de las montañas de Carolina del Norte en los últimos 20 años, permite que hoy casi 50,000 latinos vivan en la región del oeste. Esto es lo que ha obligado a propiciar la investigación sobre este segmento poblacional con el fin de planificar en el desarrollo de programas y servicios que satisfagan las necesidades de los residentes más desprotegidos.
El estudio de CRI se centró en nueve condados del oeste de Carolina del Norte, que incluyen Buncombe, Cherokee, Clay, Graham, Haywood, Henderson, Jackson, Macon y Transilvania. Resultó que el 91 % de los participantes eran inmigrantes de 16 países diferentes, siendo los principales de México (71 %), Honduras (6%) y Guatemala (4%).
Cuando se les preguntó qué término prefieren usar para identificarse, el 55 % dice hispano, el 43 % latino y menos del 2 % latinx.
Datos que confirman algunos desafíos es que un alto 51 % son indocumentados. El 23 % es ciudadano estadounidense o residente permanente, el 10 % tiene un estatus condicional o temporal (Visa, beneficiario de DACA, Protección Temporal o TPS) y el 16 % prefirió no revelar su estatus de residencia.
Por otro lado, se asomó que el idioma parece ser una barrera, cuando el 95 % completó la encuesta en español y el 5 % lo hizo en inglés. No obstante, reportaron vivir en el país alrededor de 22 años. En cuanto al género, casi el 60 % eran mujeres con una edad promedio de 40 años.
¿Dónde y cómo viven los latinos en las montañas de Carolina del Norte?
El condado de Henderson, que es uno de los más poblados, alberga la mayor cantidad de latinos (12.9 % ), seguido de Macon (9.4 %), Buncombe (8.14 %) y Jackson (7.64 %).
Estas zonas de las montañas, se consideran más rurales que el resto del estado debido al clima. Por ello la mayoría de sus residentes son personas mayores (entre 38 y 53 años), con menor educación e ingresos más bajos que los residentes de las áreas más urbanas. En contraste, los latinos suelen ser de los grupos más jóvenes que habitan el oeste (entre 20 y 39 años).
Las tareas económicas con mayor desarrollo son la manufactura, minería, textiles, madera y agricultura. Se reveló que las tasas de empleo de latinos están entre 59 % en el condado de Jackson y el 76 % en Transilvania. Esto les permite llevar ingresos a sus hogares latinos entre $34,000 en Transilvania y $55,000 en Haywood.
Algunos latinos van a la escuela (casi uno de cada cinco estudiantes). Muchos otros no tienen acceso a seguro médico aunque los mayores sufren de presión arterial alta, diabetes y uno de cada cinco residentes informó haber experimentado más de siete días por mes con mala salud mental, siendo la tasa para los latinos más alta: 32 %.
Los datos de estas evaluaciones muestran que los latinos enfrentan barreras para acceder a servicios esenciales de salud y educación a pesar de que pueden contar con un empleo en los condados del oeste de Carolina del Norte. La falta del idioma los pone en el blanco de la discriminación laboral y educativa. De estos desafíos hablaremos en una próxima entrega.