Más de 200 personas se reunieron en el condado de Transylvania el 1 de marzo, para protestar contra los recortes federales, pues, aseguraron, amenazan los bosques nacionales de Carolina del Norte.
La manifestación, liderada por los Transylvania Young Progressives, se llevó a cabo frente a la entrada de Pisgah National Forest. La comunidad respondió a una orden federal que permitió despidos masivos de trabajadores y abrió la puerta a una posible privatización.
“Nuestros bosques no están en venta”
James Carli, líder del grupo organizador, advirtió que los bosques públicos están en riesgo. Según él, estas tierras son parte de la identidad de la comunidad.
“Estas tierras son de todos”, afirmó. “Como dice la canción de Woody Guthrie, ‘Esta tierra es tu tierra, esta tierra es mi tierra’. Los bosques son de la gente”.
Carli también destacó la conexión histórica de su familia con Pisgah, que data de la Guerra de Independencia, lo que refuerza su compromiso de protección.
Los manifestantes mostraron su rechazo a los recortes de fondos y personal del Servicio Forestal, que podrían debilitar la protección de los bosques nacionales.
Entre los asistentes estuvo Doug King, quien expresó su preocupación:
“No es justo despedir a los guardabosques. Sin ellos, aumentan los riesgos de incendios, como ya pasó en California”.
Una economía local en juego
Los bosques nacionales Pisgah y Nantahala son un motor económico para la región.
Cada año, casi 10 millones de visitantes llegan a Transylvania para disfrutar de más de 400 millas de senderos y 390 millas de arroyos para pesca.
El turismo genera hasta $115 millones anuales, que sostienen cerca de 1,000 empleos.
Los ciclistas de montaña consideran a Pisgah uno de los mejores destinos del país. Por eso, cualquier recorte afecta no solo al medio ambiente, sino también al sustento de cientos de familias.
¿Qué pasará con los bosques nacionales?
El presidente Donald Trump insinuó recientemente la apertura de los bosques a la tala masiva, anunciando: “Estamos liberando nuestros bosques. Ahora podemos cortar árboles”.
Actualmente, está permitida la tala de hasta 800 acres por año en Pisgah, que cuenta con 1.2 millones de acres.
Carli advirtió sobre las consecuencias de la privatización: “Si vendemos los bosques, perderemos todo lo que disfrutamos: pesca, senderismo, caza y camping”.
La comunidad teme que los despidos y recortes afecten la conservación, el mantenimiento y los servicios ofrecidos a los visitantes.
Los organizadores aseguran que seguirán luchando para que Pisgah y Nantahala sigan siendo públicos y no caigan en manos privadas.
“Esto impacta a todos”, concluyó Carli. “Estamos defendiendo nuestro hogar, nuestra historia y nuestro futuro”.