Doctores de la Universidad de Pennsylvania empezaron un tratamiento genético experimental contra la leucemia en dos pacientes en 2010, al día de hoy aseguran que curaron a las dos personas con 'fármacos vivientes'.
La terapia de Doug Olson, uno de los pacientes, trasformaba sus propias células sanguíneas en asesinas de cáncer.
12 años después, los doctores aseguraron que ya no hay rastro de cáncer en el organismo de Olson y de otro paciente.
También fue la primera vez que un estudio contra esta enfermedad duraba tanto tiempo desde su inicio.
"Estoy muy bien ahora. Estoy muy activo. Hasta 2018 corría medios maratones. Esto es una cura. Y no usan esa palabra a la ligera", dijo Olson, de 75 años.
Ambos casos fueron publicados este miércoles en la revista especializada, 'Nature'.
En ella describen cómo la terapia celular CAR-T puede atacar el cáncer inmediatamente, permanecer en el organismo durante años y evolucionar para evitar que vuelva la enfermedad.
Con esos 'fármacos vivientes', miles de personas en el mundo están tratando su leucemia y otros cánceres sanguíneos, algunos de ellos ya se curaron.
"Ahora podemos concluir que las células CAR-T pueden curar a los enfermos de leucemia", dijo el Dr. Carl June, uno de los autores del estudio.
El tratamiento consiste en recolectar células T del paciente, células sanguíneas blancas que son esenciales en el sistema inmunológico.
Luego, esas células son modificadas genéticamente para que busquen y ataquen las células cancerosas.
Dichas células modificadas son reimplantadas en el cuerpo de los pacientes vía intravenosa.
A Doug Olson se le diagnosticó leucemia linfocítica crónica en 1996 y había luchado durante años hasta que se le aplicó la nueva terapia.
Olson recibió quimioterapia y después su médico, el Dr. David Porter, sugirió que se hiciera un trasplante de médula ósea.
Sin embargo, el doctor le contó a Olson sobre la terapia CAR-T experimental de 'fármacos vivientes'.
A solo unas semanas de haber recibido el tratamiento, Olson se sintió mal y tuvo que ser hospitalizado.
Pero una semana después de salir del hospital las cosas habían cambiado radicalmente para el hombre de Pleasanton, California.
"A la semana siguiente me recibió y me dijo, no encontramos una sola célula cancerosa en tu cuerpo."