El COVID prolongado o síntomas a largo plazo sigue siendo la preocupación de las personas y muchas se preguntan si estar vacunados pueden liberarlos de esos efectos.
Investigadores responden que no está claro. Pero, hay estudios en curso que intentan responder las posibilidades de que una persona contagiada después de vacunarse pueda desarrollar síntomas posteriores más leves.
Por ahora se sabe que las vacunas contra el COVID-19 son eficaces para evitar la enfermedad grave y la muerte por coronavirus, pero no evitan contagiarse y, peor aún, que esas personas contagien a su vez a otros.
En esos casos posvacuna también parece posible que sea menor el riesgo de sufrir COVID-19 persistente. Esto es, el fenómeno en el que las personas sufren síntomas prolongados, que reaparecen o surgen un mes o más después de infectarse. Puede producirse tras una infección inicial grave o en personas que en principio tuvieron síntomas leves o fueron asintomáticas.
No se sabe por qué los síntomas persisten. Se cree que algunos son indicios de cicatrices en los pulmones o daños en otros órganos por contagios iniciales graves. Otra teoría sugiere que el virus podría permanecer en el cuerpo y provocar una respuesta inmune que provoca esos efectos.
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COVID prolongado posvacuna: hay esperanza
Algunas estimaciones apuntan a que en torno al 30 % de los pacientes no vacunados de COVID-19 desarrollan síntomas en el largo plazo. Algunos son:
- insuficiencia respiratoria,
- dificultad para concentrarse,
- insomnio
- y confusión.
Otro hallazgo que surgió en un pequeño estudio de Israel, es que los efectos parecen durar menos tiempo, al menos una seis semanas. Esto se evidenció en lo que parecía COVID-19 persistente en varios trabajadores sanitarios que se contagiaron tras vacunarse. Presentaban síntomas leves como tos, fatiga y debilidad.
Hay estudios más grandes en marcha.
Desarrollado por La Noticia con información de AP.