Una niña hondureña de siete años cruzó sola la frontera en la madrugada del martes. Lo hizo rodeada de extraños pues estaba decidida a mantener el paso de los otros migrantes que se dirigían a la frontera con Estados Unidos.
Su padre, había recorrido México con ella en autobús durante 22 días pero se regresó a su país. Esto sin antes dejarla en manos de un joven que la iba a ayudar a cruzar el río Bravo para llegar Texas.
"Me dijo que siguiera sola y que me cuidara", contó la pequeña a un periodista de AP.
La niña lucía una chaqueta amarilla con dibujos animados de trenes y un tapabocas negro para protegerse del COVID-19.
Pero su odisea ilustra los extremos a los que llegan los padres para que sus hijos puedan llegar a Estados Unidos, incluso si esto significa que los dejarán solos en la parte más peligrosa del trayecto.

La niña se entregó a las autoridades en la frontera
La niña pudo llegar a Estados Unidos. Otra migrante hondureña, Fernanda Solís, de 25 años, dijo que le encontró llorando en un camino de tierra al norte del río Bravo después de la medianoche. Esto mientras un helicóptero sobrevolaba la zona y los agentes fronterizos les hablaban a los migrantes por un altavoz.
Solís trató de consolar a la pequeña, que tenía frío, hambre y sed. Le dijo que caminarían juntas y se entregarían a los agentes de la Patrulla Fronteriza, para luego pedir asilo.
La niña fue ganando confianza mientras caminaban por una ruta muy usada por los migrantes centroamericanos. Respondía preguntas con soltura. Dijo que cumplirá ocho años el mes que viene, que debería estar en el tercer grado, pero no pudo completar el segundo por la pandemia.
Marchaba decididamente hacia un país en el que no conoce a nadie, solo a un familiar que vive en Carolina del Sur."Es una niña muy valiente", dijo Solís.
La pequeña comentó que el padre no tenía dinero como para cruzar la frontera con ella. "Perdió su empleo", señaló.

Solís dijo que la niña le comentó que el padre había tratado de cruzar la frontera con ella hacía poco, pero que fueron expulsados y enviados a Reynosa, México. "La niña me dijo que trataron de cruzar juntos, pero que los devolvieron. Esta vez él la mandó a ella sola para que se entregase" a las autoridades, expresó Solís.
La niña hondureña se entregó al servicio de Aduanas y Protección Fronteriza. Ese organismo no respondió a pedidos de información acerca de lo que sucedió con ella.
Con información de The Associated Press