Adriana disfruta de limpiar casas, una labor esencial, pesada y riesgosa para personas sin seguro médico o beneficios gubernamentales, especialmente en época de pandemia.
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Emigró de México en 1999 y llegó a Charlotte dos años después. Desde entonces, ha trabajado principalmente cuidando a niños y limpiando casas, al tiempo que cría a sus cinco hijos. Adriana es una de casi 60,000 trabajadores domésticos en el estado, según el Economic Policy Institute.
La inmigrante menciona que tenía grandes planes para el 2020. Había dejado la compañía de limpieza en la que trabajaba para independizarse. Dice que a finales del 2019 su lista de clientes estaba creciendo y ganaba alrededor de $500 semanales.
En ese momento golpeó la pandemia y su trabajo se paró casi completamente.
Pasó de limpiar cinco casas semanales a una o dos. En ese momento solo ganaba aproximadamente $100 por semana.
“Cuando se vino lo de la pandemia, pues bajó el trabajo, porque no podíamos ir a trabajar,” comentó Adriana. “No querían que entrara a sus casas por la seguridad de las personas.”
A pesar de esas preocupaciones de salud, Adriana tenía que seguir trabajando, al ser el sostén de la familia. Por su estatus migratorio, no tenía acceso a préstamos del Programa de Protección de Pago (PPP) o cualquier otro apoyo federal. La única ayuda que ha recibido son los vales de comida para los cuales califican sus hijos, que nacieron en Estados Unidos.
Esa necesidad para trabajar traía grandes riesgos, y en junio, Adriana dio positivo al COVID-19. Dice que limpió una casa cuyo dueño estaba infectado.
“Primero me entró un pánico terrible y me sentí. ‘¿Qué va a pasar? ¿Qué me puede pasar?’” Comentó. “Fue un poco estresante y difícil porque, aunque en ese tiempo no tenía mucho trabajo, me tuve que quedar en la casa por 14 días y fue bien difícil.”
Trabajadores domésticos: esenciales pero infravalorados
Entre la disminución de oportunidades laborales y el tener que aislarse por dos semanas, hizo que para Adriana sobrevivir económicamente fuera bastante difícil.
Menciona que, afortunadamente, durante las últimas semanas, su trabajo ha comenzado a recuperarse.
“Durante la pandemia todo se hizo más difícil”, explica Adriana. “Porque yo de hecho tuve muchos retrasos en las cuentas de la luz y apenas hace como un mes que terminé de pagarlos.”
Casi el 92 % de los 2.5 millones de trabajadores domésticos en el país son mujeres y 52 % son mujeres de color, según el National Domestic Workers Alliance. Una encuesta reciente encontró que el 76 % de trabajadores domésticos son la fuente principal de ingresos de su familia. Esa estadística incluye a Adriana.
Antes de la pandemia, un alto porcentaje de los trabajadores domésticos podía ganar entre $300 y $600 semanales, mientras un 25 % ganaba menos de $300. Durante la pandemia esta cifra subió al 78 %.
“El trabajo doméstico es en gran parte mal pagado e infravalorado”, asegura Chanelle Croxton, director organizacional para Carolina del Norte del National Domestic Workers Alliance.
“Tenemos muchos trabajadores que ganan por debajo del salario mínimo. Muchas veces tienen que tener más de un trabajo para sobrevivir. Y además, muchos trabajan sin protecciones ni beneficios”
Croxton dice que la pandemia ha llamado la atención sobre los problemas que los trabajadores domésticos han enfrentado por muchos años, los cuales incluyen: bajos sueldos, beneficios limitados o inexistentes, y acoso laboral.
“Este momento ha sido muy interesante porque finalmente tenemos la narrativa que apoya el trabajo que llevamos haciendo por años”, dice Croxton.
“Escuchar que los trabajadores domésticos son considerados como trabajadores esenciales es algo que nosotros siempre hemos sabido. Siempre decimos que el trabajo doméstico es la labor que hace que todos los otros trabajos sean posibles”.
“Me gusta mi trabajo”
Adriana dice que disfruta su trabajo.
“Mucha gente trabaja por ganar dinero, pero a mí me gusta mi trabajo,” explica Adriana. “Me gusta saber hacerlo y que mis clientes estén contentos. Lo que yo trato de hacer en el trabajo es que los clientes queden contentos.”
Dice que en la medida en que sus clientes se sientan contentos con su trabajo, es más probable que la recomienden a otra gente. Es así como ha crecido su clientela.
Adriana dice que la cantidad de trabajo ha vuelto casi a la normalidad, pero todavía tiene que balancear entre limpiar casas y cuidar a sus hijos, que todavía están en parte estudiando virtualmente. Dice que algunos días tiene que decidir entre ir a trabajar o cuidarlos.
Además Adriana no maneja, entonces depende de su hija de 18 años para que la lleve de casa en casa.
Hace un año, cuando todo se estaba cerrando, Adriana temía que no iba a poder apoyar a su familia. Hoy en día está mirando hacia el futuro y motivando a otras mujeres a encontrar trabajo para ser independientes financieramente.
Recursos para trabajadores domésticos
El National Domestic Workers Alliance provee recursos a trabajadores domésticos y sus empleados. La organización creó el Coronavirus Care Fund y el Coronavirus Resource Center para proveer apoyo a los trabajadores domésticos alrededor del país. También tienen información para quienes quieran contratar a trabajadores domésticos.
Puedes leer la nota en inglés: COVID-19 Has Highlighted Long-Standing Issues North Carolina Domestic Workers Face
Este artículo es parte de una serie colaborativa que examina el impacto económico del COVID-19 en las comunidades afroamericanas y latinas. La serie se produce a través de una colaboración entre WFAE, Charlotte Ledger, QCity Metro, y La Noticia. Cuenta con el apoyo de fondos de Facebook, el Fondo del Laboratorio de Noticias Locales de Carolina del Norte (NC Local News Lab Fund), Google, y los miembros de WFAE.