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Desde finales de hasta principios de cerca de un millón de personas han contraído el nuevo coronavirus COVID-19, con un trágico saldo de aproximadamente 50,000 muertes.

Estados Unidos y países en Europa contemplan alarmados el avance de los casos de esta pandemia, pero otros han logrado detener, al menos temporalmente su avance.

Por ello, vale la pena dar un vistazo a las estrategias que algunas naciones de Asia han implementado desde instancias gubernamentales a través de políticas públicas, así como la respuesta de la ciudadanía, cuyos resultados se reflejan en una reducción de nuevo casos del COVID-19, mientras el crecimiento en el número de infectados repunta sin freno en otras latitudes.

1) Hong Kong: La comunidad juega un rol protagónico en el control de la pandemia más allá de su propio gobierno

Hong Kong, una ciudad semiautónoma, inicialmente logró contener su brote del coronavirus con medidas rápidas como el cierre de escuelas y oficinas gubernamentales, además de restricciones a los vuelos procedentes de China continental. Esta respuesta casi inmediata tiene de trasfondo un elemento clave: ya existía un precedente para este tipo de acciones.

Cuando el COVID-19 llegó a Hong Kong tanto las autoridades como la población contaban con cierta experiencia en la adopción de medidas anticontagio, debido a brotes ocurridos en los años , , y .

Estas experiencias devinieron en una cultura de la asepsia. El sitio RTHK comenta que casi todo el mundo en Hong Kong usa mascarillas en público desde hace varios años. Si alguien es descubierto con síntomas y no usa la mascarilla, puede permanecer bajo arresto.

Con los primeros casos de COVID-19 se inició una campaña de pruebas. Cada persona identificada con un resultado positivo debía permanecer en cuarentena por 14 días en su casa, además debía usar un brazalete de rastreo, pues sus movimientos serían monitoreados por una aplicación de teléfono inteligente abierta al público. Más de 200,000 personas fueron puestas en cuarentena en sus hogares.

La policía de Hong Kong toma muy en serio las medidas de cuarentena impuestas por el gobierno.

Pese a que son relativamente pocos casos, los uniformados han realizado arrestos a personas que rompen la prohibición de salir a la calle, o que se remueven las bandas de sus muñecas.

Las fuerzas del orden no son las únicas que están vigilando. En Hong Kong, trascendió el caso de una niña de 13 años, quien fue vista en un restaurante con un brazalete de seguimiento de cuarentena, fue seguida, filmada y posteriormente avergonzada en las redes sociales.

El gobierno tomó una serie de medidas de distanciamiento social, como la suspensión de eventos masivos y actividades escolares, así como ciertas actividades económicas. Todo esto acompañado por campañas educativas para promover el lavado de las manos. Asimismo, el gobierno exhortó a sus pobladores a trabajar a distancia.

El uso de la tecnología en Hong Kong ha sido la alternativa para trasladar el mundo laboral y educativo a casa, dado que el gobierno ha fomentado diferentes plataformas para clases o reuniones virtuales.

Tanto el gobierno como las autoridades de salud y la población saben que el control del virus se realizará en olas. Es decir, hay períodos de tiempo en que se ordena a los habitantes quedarse en sus casas, además se cierran lugares como instalaciones deportivas, museos o bibliotecas, y se establecen restricciones a ciertos vuelos, pero luego se reabren y se relajan las restricciones por un tiempo. Días después se retoman las medidas.

Los resultados saltan a la vista: Para Hong Kong una ciudad con 7.4 millones de habitantes reportó algo más de 400 casos de COVID-19 en total. Ese día se registraron solamente 48 nuevas infecciones.

Estos logros no son percibidos como una exitosa estrategia de gobierno, sino como el resultado del trabajo comunitarios.

En una encuesta realizara por The Chinese University of Hong Kong se descubrió que cerca del 72 de la población se atribuye este control de la pandemia del COVID-19 a sí mismos y no a la administración de la presidenta Carrie Lam Cheng Yuet-ngor. Por su puesto, esto también refleja las prolongadas tensiones políticas que existen entre el gobierno y la población de Hong Kong.

¿Puede occidente frenar el Covid-19 como algunos países asiáticos?
(© Lewis Tse Pui Lung / Adobe Stock)

2) Singapur: Una lucha contra el COVID-19 y las noticias falsas mediante apertura informativa

Al igual que Hong Kong, Singapur había sufrido epidemias en el pasado que lo prepararon para enfrentar el COVID-19.

Desde el principio de la nueva crisis de salud el gobierno de Singapur comenzó a publicar un informe detallado de cuántas personas habían sido analizadas para detectar el nuevo coronavirus, en dónde estaban y la naturaleza de los contactos sociales de esas personas.

Igualmente se tomaron medidas estrictas de distanciamiento social, como cancelar eventos, cerrar escuelas y decirle a la gente que se quede en casa.

Como resultado en el país de 5.6 millones de habitantes, para se registraron en total de 1,000 contagiados y apenas tres muertes.

Además de la atención a las medidas de distanciamiento social, el gobierno se dedicó activamente a combatir paralelamente otro enemigo: la desinformación.

El Ministerio de Salud de Singapur en su sitio web mantiene a la ciudadanía actualizada sobre la última información producida con relación al COVID-19 y su propagación.

Una táctica clave entre el programa de acción del país asiático ha sido desmentir las noticias falsas difundidas en redes sociales.

Al ingresar al sitio web del Ministerio de Salud, es frecuente encontrar una sección dedicada al COVID-19 que da la bienvenida con una alerta desmintiendo alguna noticia falsa.

Igualmente la página ofrece tablas estadísticas detalles de los casos activos, indicando los casos importados, hospitalizados, sanados y fallecidos.

Por otro lado, así como varios países asiáticos, el uso de la tecnología en Singapur es clave como estrategia informativa. Por ello, la Agencia Tecnológica del Gobierno y el Ministerio de Salud también se han dado a la tarea de crear una aplicación de rastreo para dispositivos móviles Android y iPhone.

Bajo el consentimiento de los usuarios, la aplicación TraceTogether intercambia señales de Bluetooth para alertar a otros usuarios cuando una persona en cuarentena está cerca.

Antes del lanzamiento de la aplicación, las autoridades del país ya habían iniciado el rastreo de ciudadanos siguiendo la pista de varios pacientes para conseguir otros casos mediante la colaboración de los cuerpos policiales, mediante entrevistas y examinación de los registros en el transporte público, señala Nikkei Asian Review.

Los usuarios también pueden mantenerse al tanto de las últimas actualizaciones del Ministerio de Salud a través de WhatsApp.

En cuanto a medidas preventivas, el distanciamiento social es norma en Singapur, cuyo gobierno pidió a sus ciudadanos no salir de sus residencias durante un período de 14 días a menos que fuera necesario realizar actividades, también instó a tomarse la temperatura y estar alerta a síntomas como tos o dificultades respiratorias.

Así como otros países, las autoridades de Singapur promueven el lavado de manos, el cubrimiento de la nariz o boca al estornudar y toser. También piden no intercambiar utensilios de aseo personal como cubiertos e incluso alimentos, además de instar a la limpieza continua.

Por otro lado, tres ministros del gobierno de Singapur sostuvieron reuniones con líderes budistas, taoístas, hindúes y sijistas para solicitar la puesta en práctica de medidas preventivas en los ritos religiosos, los cuales todavía no están suspendidos en el país.

3) Taiwán: una dura lección que terminó por llevar a los militares a fabricar mascarillas

Taiwán es una isla a tan solo 80 millas de China; entre ambos países existe un constante flujo de viajeros porque muchos taiwaneses trabajan en China e incluso, unos 850,00 residen allí. Por esta razón, desde el mismo día que el brote de COVID-19 fue reportado en el gigante asiático, se iniciaron las acciones preventivas en la isla vecina.

Parece que en esta oportunidad, Taiwán está decidido a no repetir los errores cometidos en el año durante el brote de Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS, por su sigla en inglés), caracterizado por una veloz proliferación en ese país.

Para ese año, en poco más de un mes, lo que inició como 10 casos sospechosos de SARS se convirtió en 680 casos confirmados y 81 muertos. La rápida transmisión de la enfermedad tuvo diferentes causas, según los investigadores universitarios taiwaneses Ying-Hen Hsieh, Cathy W.S. Chen y Sze-Bi Hsu.

Los investigadores comprobaron mediante información estadística que existieron retrasos en la confirmación de los casos de SARS en Taiwán. Además, creen que la confusión entre los procedimientos de diagnóstico contribuyó a ello.

Los investigadores concluyeron que el alto porcentaje de infecciones ocurridas en los hospitales de Taiwán sugiere que casos sospechosos, sin confirmación previa, infectaron a pacientes hospitalizados, lo cual fue el mayor factor para la proliferación de la enfermedad.

Luego de la epidemia de SARS, Taiwán creó el Centro de Comando de Salud Nacional (NHCC, por su sigla en inglés) organismo vital para las emergencias como el brote de COVID-19.

La sede del NHCC cuenta con sistemas de comunicación vía radio y satélite, un centro de comando, un área para el monitoreo de noticias, un centro de datos e incluso una ventana de atención al público.

Mediante el trabajo del NHCC, el gobierno taiwanés tiene bases para tomar decisiones en emergencias como el brote de COVID-19. De allí que la isla asiática activara el mismo , sus protocolos sanitarios, horas después de la confirmación del brote en Wuhan, China.

C. Jason Wang, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Standford; Chun Y. Ng, de la Fundación Sun Yat-Sen Centro de Cáncer y Robert H. Brook, del Departamento de Medicina de la Universidad de California, se han encargado de pormenorizar 124 estrategias implementadas por la isla asiática frente al brote de COVID-19, entre ellas: Monitorear los síntomas de los pasajeros provenientes de Wuhan. encontraron al primer viajero con fiebre proveniente de esta ciudad.

Luego, , se canceló la entrada a 459 turistas provenientes de Wuhan. Ese mismo día, el gobierno taiwanés también ordenó aumentar la producción de mascarillas a nivel nacional y estableció límites de precios en este producto, fijados en 0.20 cada unidad.

Posteriormente las estrategias se hicieron más estrictas, prohibiendo los viajes con destino a China, Hong Kong y Macao. Sin embargo, quedaron exceptos los viajes entre los aeropuertos de Beijing, Shanghai Pudong, Shanghai Hongqiao, Xiamen, y Chengdu, dadas la importancia de estas ciudades como epicentros de empleo para al menos 404,000 taiwaneses.

De igual forma, los viajeros que entran a Taiwán actualmente deben llenar un formulario de salud. El no llenar el formulario o mentir en él puede traer una multa de 5,000. Además, si provienen de países en alerta como Japón, Italia e Irán, son objetos de controles más estrictos.

El gobierno taiwanés ha invertido 6.6 millones en comprar equipos para aumentar la línea de producción de mascarillas y además ordenó a más de 1,800 militares trabajar en 28 fábricas para producir mascarillas.

Para evitar la especulación económica, se fijaron multas de 167,000 o más, y hasta siete años de cárcel, para quienes incrementen ilegalmente los precios de insumos para prevenir la enfermedad.

Asimismo, la Oficina Nacional de Seguros de Salud (NHIA) inició el rastreo en un rango de 30 días de los pasajeros que vinieran o hubieran transitado por China, Hong Kong, Macao, Singapur y Tailandia, considerando sospechosas de COVID-19, y de todas las personas que manifestando síntomas de la enfermedad hayan entrado en contacto con estos viajeros.

El gobierno anunció multas de 5,000 a quienes violen la cuarentena en casa y de 10,000 a quienes desobedezcan el aislamiento en casa.

Antes de fijar estas multas, se supo del caso de tres residentes de Hong Kong que escaparon del monitoreo por una semana sin respetar la cuarentena y fueron multados por 2,350 cada uno.

Con relación a las comunicaciones, el Ministerio Digital de Taiwán diseñó junto a un equipo de ingenieros una aplicación para que las personas conocieran las farmacias donde habían máscaras disponibles.

Otras medidas incluyeron multas de 100,000 a los difusores de noticias falsas sobre el virus, también la suspensión de las clases en todos los niveles y la desinfección de espacios públicos para prevenir más contagios.

4) Vietnam: Acciones rápidas con limitados recursos

En la última década la República Socialista de Vietnam ha ido superando una situación de pobreza para convertirse en uno de los países con más rápido crecimiento económico de la región, sin embargo, aun tiene un largo camino por recorrer, si lo comparamos con otros países asiáticos, por ejemplo, Vietnam tiene un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de 6,900, mientras que en Taiwán, el PIB per cápita es de 50,300 y en Singapur es de 93,900.

Ante el estallido de la epidemia y posterior pandemia del COVID-19 Vietnam compensó su falta de recursos tomando rápidamente una serie de medidas estrictas que incluyeron la suspensión de vuelos, el cierre de escuelas y poner en cuarentena a los recién llegados.

Vietnam suspendió todos los vuelos hacia y desde China. También decidió mantener cerradas las escuelas después del receso del Año Nuevo lunar. Dos semanas después, se impuso una cuarentena de 21 días en la provincia de Vinh Phuc, al norte de Hanoi.

Asimismo, el gobierno decidió suspender por 30 días la emisión de visas a extranjeros como medida preventiva ante la pandemia, mientras que quienes gozan del documento migratorio debían probar no estar infectados para su entrada al país.

La medida de suspensión de visas además se extendió en su momento a los habitantes de Rusia, Bielorrusia y Japón, quienes gozaban de un programa de exención de visado.

Por otro lado, los viajeros que han llegado de países como Estados Unidos o que pertenezcan al continente europeo o asiático, deben someterse a cuarentena en Vietnam.

El Ministerio de Salud vietnamita trabajó activamente en ubicar a los pasajeros de ciertos vuelos internacionales para que acudan inmediatamente a los puntos destinados al control de la enfermedad.

Además de estas solicitudes públicas, el periódico del gobierno vietnamita en línea, da actualizaciones si se consiguió rastrear a los pasajeros sospechosos de los vuelos llegados al país, provenientes de países como Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Estambul, Malasia y Rusia.

De esta forma, Vietnam muestra su enfoque en rastrear no solo a los pasajeros provenientes de lugares con más casos de COVID-19, sino que ha ampliado sus criterios de análisis para evitar la proliferación del nuevo coronavirus entre sus habitantes.

Tal como otros países, Vietnam ha solicitado el uso obligatorio de mascarillas dentro de los vuelos, en aeropuertos, supermercados, transporte público y otros lugares donde exista masiva aglomeración de personas.

El gobierno vietnamita también realizó un llamado de activación a todo sus trabajadores médicos, incluido el personal retirado de la medicina pública para prestar servicio frente a la emergencia de salud.

A pesar de que el gobierno de Vietnam sostiene una ideología socialista, ofrece a sus habitantes más apertura que China en cuanto al uso de redes sociales como Facebook, donde pueden difundir informaciones, incluso bajo una posición crítica ante el gobierno.

Según analistas, un punto a favor en el éxito de las estrategias también ha sido la cooperación de las personas en el cumplimiento de las mismas, lo cual ha restringido la efectividad implementada en otros lugares como Italia o España, donde la desobediencia de la comunidad con relación a las medidas repuntó los casos.

Para el país descartó cerca de 16,000 casos sospechosos, confirmó 218 infecciones, y no reportó ninguna muerte por del COVID-19.


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This story was produced by the Charlotte Journalism Collaborative, a partnership of six media companies working together in an effort launched by the Solutions Journalism Network and supported by funding from Knight Foundation.

Licenciado en Comunicación Social y Magíster Scientiae en Literatura Latinoamericana. jcordero@lanoticia.com