La salinidad en el Mar Muerto es un 25% mayor que la de los oceanos, lo que lo convierte en un habitat extremo para ostentar vida animal y vegetal.
Y es que en realidad el mar muerto no es ni un mar ni oceano, sino un lago con una altísima cantidad de sal. En sus aguas el cloruro de magnesio, el sodio, el calcio, el potasio, los bromuros, el sulfato y el carbonato también son altos, de acuerdo con la Enciclopedia Britannica. No obstante, en sus aguas viven una amplia gama de microorganismos halófilos.
Estos microorganismos pueden ser el protozoo ciliado, las algas, así como las bacterias Flavobacterium, Halococcus y Halobacterium. Lo que destaca a estos microorganismos es que están sumergidos en aguas salobres, por lo que producen grandes cantidades de un compuesto interno que les imposibilita deshidratarse para que su agua no se escape. Es esta habilidad lo que les permite vivir en este entorno.
Las tierras del Mar Muerto son desérticas, según la enciclopedia. Por causa de las altas temperaturas que tienden a observarse durante el verano en el lago el agua se evapora. Sin embargo, el sal se acumula. Ha sido este proceso químico lo que ha provocado la gran concentración del sal en sus aguas.
El Mar Muerte es el cuerpo de agua más bajo del planeta tierra al encontrarse cerca 1,410 pies bajo el nivel del mar, consigna la enciclopedia. Sin embargo, sus aguas han mermado tres pies al año a medida que también han descendido las del río Jordan.
Si bien es cierto que su costa oriental se encuentra bajo la jurisdicción de Jordania, la mitad occidental se encuentra bajo Israel. Incluso, parte del Mar Muerto está con Cisjordnia – ocupada por Israel desde la Guerra de los Seis Días (1967). Este gran lago es compartido por Judea y por Transjordania. Es de alto valor biblíco.
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