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Después de obtener su título en ingeniería industrial, José Miguel González empezó su carrera como consultor comercial para una de las empresas estatales de cemento venezolanas. Pero todo cambió cuando los dirigentes de la empresa se enteraron de que apoyaba a la oposición contra el entonces presidente Hugo Chávez.

“O estás o no estás, y no estar con ellos es ser el enemigo a simple vista ”, dijo González.

Tras perder su puesto, se trasladó al sector privado donde suponía que habría menos interferencia del gobierno. Para protegerse, cada empresa que lo contrataba lo despediría al enterarse de que era miembro de la oposición, primero contra Chávez y luego su sucesor Nicolás Maduro.

“Yo sencillamente me expresaba y decía que no era el camino. Cada vez que haces esas cosas el mismo medio de Venezuela te va como tildando”, explicó González.

La gota que derramó el vaso”, dice González, fue un atentado en la primavera del 2016. Un día, cargaba agua para otros colegas de la oposición que estaban recolectando firmas para la consulta nacional. Fueron seguidos y atacados por miembros de Los Colectivos, un grupo paramilitar izquierdista. Les arrojaron piedras y fragmentos de vidrio. González tuvo que ir al hospital por los golpes y cortadas, pero no sufrió heridas fatales. Aun así, González piensa que su historia pudo haber terminado en tragedia.

"¿Qué hubiese pasado si una piedra hubiese caído en mi frente?", dijo conmocionado. "¿Qué hubiese pasado si hubiera sido otro el panorama?"

Temiendo por sus vidas, González y su esposa, Carla, salieron del país pocos meses después con apenas una maleta cada uno. Tuvieron que fingir que viajaban de vacaciones para evitar ser cuestionados o arrestados.

"Fue doloroso para nosotros. Fue doloroso para mi salir de mi país y tomar el avión", dijo, de nuevo combatiendo las lágrimas. "Pensar que dejaba a mi madre, pensar que dejaba el futuro que nosotros pensábamos hacer en el país pero que suavemente fue frustrado".

González y su esposa llegaron a Belmont, al oeste de Charlotte. Vivieron con su cuñado hasta ponerse en pie. Ahora es un ensamblador en una fábrica de herramientas eléctricas en Fort Mill, Carolina del Sur. También es padre de un hijo de casi dos años.

“Ese bebé se convierte en nuestra esperanza, en nuestra fortaleza para salir adelante en este país”, dijo. "(Tratamos) de brindarle eso que no podemos brindarle lamentablemente en Venezuela".

Datos del censo estadounidense muestran que hay más de 300,000 venezolanos viviendo en Estados Unidos. Al menos 4,000 de ellos viven en el área metropolitana de Charlotte.

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José Miguel González, miembro activo de la comunidad venezolana en Charlotte, en una protesta contra la presidencia de Nicolás Maduro el sábado 2 de febrero de 2019 en Freedom Park en Charlotte.

La Administración Biden anunció en marzo el estatus de protección temporal, también conocido como TPS, para los venezolanos que viven en Estados Unidos. El programa protege a los migrantes de Venezuela y otros 10 países de ser deportados y les permite quedarse y trabajar en el país.

Para los venezolanos, esta protección durará 18 meses. El Departamento de Seguridad Nacional puede extenderlo si un país aún se considera inestable.

Darle TPS a los venezolanos es una gran jugada según el profesor de Estudios Latinoamericanos de UNC-Charlotte Greg Weeks,.

"Es grande porque la crisis humanitaria de los refugiados venezolanos se ha vuelto tan terrible", dijo Weeks. “La administración Trump fue famosa por ser hostil hacia los inmigrantes de prácticamente cualquier lugar. Este cambio proporciona mucho alivio".

TPS está destinado a proteger a los inmigrantes de países considerados inseguros debido a disturbios civiles, violencia o desastres naturales. El hambre, las amenazas de grupos armados y la infraestructura en ruinas en Venezuela son algunas de las razones por las cuales la Casa Blanca otorgó a los venezolanos esta protección.

Nicolás Maduro heredó la frágil economía de Hugo Chávez tras su fallecimiento en el 2013. Los estrictos controles de precios de Chávez provocaron una gran escasez de productos básicos e inflación y, a su vez, violencia y disturbios civiles.

Weeks dice que eso no fue todo.

“Con Maduro, la corrupción, la mala gestión de la industria petrolera, la industria hidroeléctrica y otros aspectos de la economía empeoran gradualmente”, explicó. "Así que la gente en el país sufre y muchos comienzan a irse".

La migración masiva de Venezuela a menudo se le caracteriza como un éxodo intelectual. Muchos de los que salieron del país eran predominantemente venezolanos de clase media y alta. De hecho, el Instituto de Políticas Migratorias halla que los adultos venezolanos en Estados Unidos tienen niveles más altos de educación que la mayoría de los adultos de orígenes extranjero y natal estadounidense.

Weeks dice que dicho éxodo intelectual es similar a la ola de cubanos que huyeron a Estados Unidos en la década de los sesenta.

“Fue una situación similar en la que se iban sin sus pertenencias, dejaban atrás sus hogares, y no tenían mucho dinero”, dijo Weeks.

“Tuvieron que empezar de nuevo en Estados Unidos, a menudo con trabajos que estaban muy por debajo de su nivel educativo o su capacitación”.

El padre y manufacturero José Miguel González, por ejemplo, tiene un título en ingeniería industrial pero trabaja en una fábrica. Ha conocido a otros en el trabajo como él. Una anécdota que recuerda es la de una doctora trabajando en su misma línea de producción.

"Me dice: Mira, yo tengo como doctora aproximadamente 35 años de experiencia, pero no sé hablar inglés y tengo que vivir. Y aquí estoy en una fábrica ensamblando”, explicó González.

El profesor Greg Weeks añade que la decisión de darles TPS a los venezolanos también es una estrategia política. Dice que esta presiona a Maduro para que admita que el país está en crisis y acepte la ayuda.

Weeks también dice que la medida pretende agradar a los venezolanos que pueden votar en Estados Unidos, especialmente en el sur de Florida, ya que jugaron un gran rol en la pérdida electoral de Biden en ese estado.

Los venezolanos elegibles ahora tendrán que decidir si quieren permanecer como asilados políticos, solicitar para TPS, o usar ambos. El presidente Biden ha propuesto un plan que daría a los beneficiarios de TPS un camino hacia la ciudadanía, el cual no se ha movido aún en el Congreso. González dice que el simple hecho de tener opciones es un alivio.

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Periodista de La Noticia y WFAE, reporta sobre inmigración y la comunidad Latina en el área de Charlotte. Miembro del cuerpo de periodistas de Report for America 2020-2021. lbrache@lanoticia.com