Miguel Medina, solo tiene un año viviendo en Jamison Home Mobile Park en Greensboro. Invirtió todos su ahorros para mudar a su familia a la casa móvil y en remodelaciones, sin embargo ahora debe abandonar el lugar.
El hogar de Miguel forma parte de 16 familias que están en peligro de ser desalojadas ya que el parque de casas móviles en donde viven, propiedad de Family Properties, está bajo contrato con la promotora inmobiliaria Owls Roost Partner (ORP) y será vendido.
“Yo gasté todos mis recursos en renovarla y también tengo una hija recién nacida, no hay posibilidades, aunque yo quiera de moverla, no se puede; los recursos son muy caros”, explicó Miguel.
Los vecinos se enteraron de que iban a perder su lugar de vivienda el 12 de julio y, que tendrían hasta finales de septiembre para dejar el terreno. Sin embargo, los dueños de la propiedad están obligados, bajo el código de leyes § 42-14.3 en Carolina del Norte, a dar un aviso de mínimo 180 días a todo inquilino que vive en un parque de casas móviles, en caso de ser vendido.
Cuando los inquilinos hicieron pública esta sección de la ley, recibieron una carta actualizando el día en que deben abandonar la propiedad. Les informaros que el lugar fue vendido y que tienen hasta enero del 2022 para desocupar el terreno.
Vecinos proponen comprar el terreno
En medio de la pandemia del COVID-19 que ha acentuado las dificultades para acceder a vivienda a bajo precio, y sin protección tras la finalización contra los desalojos, los inquilinos contactaron a Siembra NC, una organización comunitaria sin fines de lucro que aboga por la comunidad latina, para recibir ayuda y asesoría.
Laura Garduño, lead organizer de Siembra NC quien está trabajando directamente con los inquilinos, explicó que han tratado varias veces de hablar directamente con Lynne Anderson, gerente de la propiedad, pero no han tenido suerte.
“Los vecinos, en su primer intento con Lynne Anderson, le pidieron que hablara con ellos directamente y ella rechazó su petición,” explicó Garduño. “Después, Siembra NC la contactó directamente pero ella no respondió, y luego que no recibimos una respuesta, los vecinos fueron a su oficina a entregarle una carta, donde la organización de inquilinos le pide que los consideren a ellos como primera opción para comprar el terreno.”
La Noticia trató de comunicarse con Anderson, pero no hemos recibido respuesta.
Desde entonces, los inquilinos formaron una asociación llamada United Neighbors of Hiatt St. Mobile Homes Association para poder organizar; y pedir un préstamo en el banco, para poder hacer una oferta a Family Properties y comprar la propiedad.
Ya que no han podido contactar a Anderson, la asociación de vecinos mandó una carta a Owl Roost Partners (ORP Properties), la compañía dueña de la propiedad, pidiéndoles una reunión y que rompieran su contrato con la nueva empresa compradora. Adicionalmente, manifestaron en el documento que los vecinos tienen una oferta para comprar el terreno
Familias en la incertidumbre
Los inquilinos manifestaron, que aún si no les venden a ellos el terreno y deben salir, 180 días no es suficiente tiempo para encontrar otra vivienda, o para reunir el dinero necesario para mover sus casas móviles a otro terreno, ya que el costo es alto, y algunas de estas casas son tan viejas que ya no se pueden mover.
Esteban Cabrera tiene 21 años viviendo en el terreno, allí vio a su hijo nacer y crecer. Dice que no habría necesidad de buscar otro lugar, ya que la asociación de vecinos quiere comprar el terreno. “Nosotros queremos comprar, ¿cuál es la diferencia? El dinero es el mismo.”
Esteban está luchando contra el cáncer y aunque es carpintero, de momento no tiene trabajo por su enfermedad.
Aunque los vecinos decidan mudarse, dicen que el cambio sería muy drástico para las familias, y durante la pandemia del COVID-19 es extremadamente difícil buscar alojamiento en otro lugar.
Esto sin mencionar que el costo de trasladar las casas móviles a otro terreno, individualmente sería un mínimo de $6,000, y en colectivo un mínimo de $46,000, teniendo en cuenta el costo de mudanzas, tuberías, y el terreno.
Sin embargo, en realidad no se sabe si deberán pagar aún más, explica Francisca González Sánchez, una de las integrantes de la asociación de vecinos. “Como en realidad los precios suben y bajan de los terrenos, a parte el lugar sería muy lejano de aquí, fuera de Greensboro, sería muy difícil.”
Los vecinos, actualmente, siguen teniendo reuniones todas las semanas con Siembra NC donde hablan, planean eventos para recaudar fondos; y futuras conversaciones que pueden tener con miembros de las propietarias inmobiliarias, pero el tiempo se les está acabando y; los vecinos saben que están en peligro de desalojo con la llegada del 2022.