La dependencia familiar y el aplazamiento de las metas económicas está jugando en contra de la juventud. Y es que un estudio reciente del Bank of America reveló una realidad preocupante para la generación Z: casi la mitad de los adultos jóvenes entre 18 y 27 años dependen económicamente de sus padres y familiares.
Aunque muestran habilidades prometedoras en la gestión financiera básica, como el manejo de presupuestos y créditos, muchos jóvenes se ven obligados a posponer sus aspiraciones a corto y largo plazo debido a las limitaciones económicas actuales. Este desafío supone barreras para que este grupo de personas alcance la estabilidad financiera y la autonomía deseada.
¿Qué dejan de hacer los adultos jóvenes que no cuentan con dinero?
Según la encuesta Mejores Hábitos Financieros®, el 46 % de la generación Z depende de la ayuda financiera de sus padres y familiares. Además, el 52 % de los participantes afirmaron que no ganan suficiente dinero para vivir la vida que desean.
En ese sentido, muchos jóvenes estadounidenses están aplazando por un lapso mínimo de 5 años metas fundamentales como:
- la compra de una vivienda propia (50 %),
- el ahorro para la jubilación (46 %)
- y la iniciación en inversiones financieras (40 %).
Solo el 15 % de la generación Z destina un porcentaje fijo de su sueldo a una cuenta de ahorros cada mes. Y apenas 1 de cada 5 contribuye a un plan 401(k) o a una cuenta de jubilación.
¿Qué impide a la generación Z liberarse de la dependencia económica de sus padres?
Los encuestados quiere hacer notar que ellos no se sienten responsables de tener que posponer adquisiciones importantes en sus vidas, ya que consideran que sí están trabajando para lograr esos objetivos.
En ese caso, opinan que el costo de vida está fungiendo como el principal obstáculo para el éxito financiero. La inflación impide destinar un porcentaje de sus ingresos a gastos básicos como la vivienda. Aparte de no poder comprar, más de la mitad de las personas admiten que ni siquiera pueden pagar su propio alojamiento (54 %), mientras que aquellos que lo hacen enfrentan una carga financiera considerable gastando más del 30 % de sus ingresos mensuales en vivienda.
Esta situación no solo limita su capacidad de ahorro, sino que también les dificulta acumular recursos suficientes para emergencias financieras y la planificación a largo plazo.
¿Soluciones? Sacrificios y reducción de la calidad de vida
La solución que halló el 67 % de los adultos jóvenes frente a su situación fue la adaptabilidad y luego sumaron el sacrificio. Estas tácticas consisten en ajustar su estilo de vida, incluyendo la reducción de salidas a comer (43 %), el dejar de ir a eventos sociales costosos (27 %) y la preferencia por opciones más económicas en sus compras diarias (24 %).
Estos cambios, aunque necesarios para equilibrar sus finanzas personales, también representan una renuncia a experiencias y oportunidades de crecimiento personal que podrían enriquecer su vida social y profesional.
Lo ideal, es intentar buscar mejores ingresos que permitan sanar las finanzas. Además de ello, aprender a manejar el dinero de forma inteligente, lo que es posible a través de cursos de educación financiera. Un último dato consiste en "hacer un presupuesto en voz alta", que es hablar con los amigos sobre las salidas sociales que pueden y no pueden permitirse. Con esto, se "normaliza" el tener que rechazar invitaciones sociales por falta de dinero y aleja las presiones que esto pueda suponer.