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A sus 21 años, Uriel es el primero en su familia en asistir a la universidad, desafiando las expectativas y abriendo caminos para sus hermanos (Foto: cortesía Ivy Molina Herrera).

Después de finalizar la escuela secundaria, Uriel Rivera Herrera se lanzó de lleno al mundo laboral, hasta que empezó a preguntarse: “¿qué ejemplo le estoy dando a mis hermanos?”. A partir de ese momento decidió hacer cambios y trabajó duro para perseguir la meta de graduarse y ser un profesional. 

Desde entonces, a sus 21 años, ha tenido más de 10 trabajos para seguir pagando sus estudios de negocios, pero ahora que está a punto de culminar su carrera en Appalachian State University, enfrenta la realidad de los altos costos de la educación y decidido a no rendirse, busca ayuda de la comunidad a través de una campaña en GoFundMe.

Es el primero en su familia en ir a la universidad

Uriel es hijo de inmigrantes de México. Es el segundo de cinco hermanos, y relata que desde pequeño ha visto a sus padres trabajar incansablemente para salir adelante

Mis padres han trabajado en una variedad de cosas, desde cocinas en restaurantes, limpiando piscinas, hoteles y cosas por el estilo… He visto a mis padres empezar desde nada y ver cómo a ellos, que no saben el idioma completamente, se les ha hecho difícil poder hablar con mis maestros, en el banco y cómo se traban con algunas palabras en inglés y, sin embargo, me ayudan con lo que pueden”, comentó.

Como uno de los hermanos mayores, sintió que era su responsabilidad ser el enlace entre sus padres y el sistema educativo o con quienes se tenía que conversar. Sin embargo, esto tuvo repercusiones en su propia educación y cuenta que se le hizo difícil entender a sus profesores, ya que en casa se hablaba español.

Empezar a estudiar fue difícil porque los maestros no me podían hablar y fue como para el cuarto o quinto grado que comencé a captar más el idioma. Después de allí tomé rumbo y fue de 'vamos a hacer lo que pueda'”, contó.

Ante las dificultades económicas, Uriel cuenta que inicialmente al graduarse comenzó a trabajar, pensando que seguir el camino de sus padres era la única opción. Sin embargo, conversar con su novia y ver el ejemplo que le daba a sus hermanos le hizo cambiar de parecer.

Cada día, Uriel conduce dos horas desde Cornelius a Boone, enfrentando desafíos para poder asistir a clases y cumplir su sueño (Foto: cortesía Uriel Rivera Herrera)

Sembrar educación en su familia, “que vean que paso por esas etapas”

Un día mi hermano y yo, luego de salir del trabajo en la construcción, ya cansados conversamos y empezamos a hacer broma de que todo lo nuestro era puro trabajo y le dije: ‘sería bueno que nosotros tuviéramos más educación, un certificado o algo así’, para que también nuestros hermanitos y mis familiares puedan ver que alguien en la familia va a la escuela y se motiven. Que vean que yo paso por esas etapas, si en el futuro, ellos necesitan ayuda para seguir, que yo pueda orientarlos”, recordó.

El proceso de retomar los estudios no fue fácil. Lo primero que tuvo que hacer fue alejarse de amistades y conocidos que le decían cosas como “no vas a hacer nada con los estudios y aprender sobre la complejidad del sistema de FAFSA para obtener un poco de ayuda financiera. Fue una de sus exprofesoras, quien le facilitó el camino y le enseñó a involucrarse en el mundo académico.

En el 2022 inició sus estudios en el Central Piedmont Community College y luego de dos años se transfirió a la Facultad de Negocios de la Appalachian State University, para obtener un título en logística, materiales y administración de la cadena de suministros. 

Conduce dos horas para llegar a clase

Uriel estudia en la ciudad de Boone, Carolina del Norte, pero vive en Cornelius junto a su familia. Ha trabajado en diferentes zonas y rubros para completar sus estudios. Desde construcción, trabajos en restaurantes, en supermercados, depósitos, como asistente en la biblioteca de su escuela, repartidor de pizza, cambia de trabajo según le permitan continuar estudiando o no le quiten horas laborales y con lo que gane le alcance para la matrícula. Cada año escolar cuesta alrededor de $10,000, más material de estudio.

Batallo con ciertos trabajos porque a veces quieren que esté entre semana en las horas que tengo clase y a veces, también tengo que tener horas de aprendizaje, para hacer las tareas. Entonces trabajo en las horas disponibles y durante las vacaciones... He tenido como 10 trabajos, limpiando autos, como pailero (obrero) en los sistemas de drenaje de agua de las casas, en remodelación de las estructuras y base de las casas, como cajero, reponedor de productos en supermercados”, detalló.

Con el apoyo de la comunidad, Uriel busca recaudar fondos para terminar su carrera (Foto: cortesía Uriel Rivera Herrera)

“Por ser hijo de inmigrantes, nuestra historia es diferente”

El estudiante asegura que lamenta que muchos jóvenes latinos no conocen sobre becas para aliviar la carga financiera, este fue su caso y, aunque, ha contado con ayuda de microbecas, asume la mayor carga financiera de sus estudios y, en su caso, cada centavo cuenta para poder avanzar.

Yo siento que hay mucha gente en la universidad, sobre todo estudiantes anglosajones a quienes sus padres les pagan los estudios y no entienden muy bien que por ser hijo de inmigrantes, nuestra historia es diferente a las suyas y a veces al principio te hacen sentir medio mal por la forma en que hablan de uno. Ahorita ya no es mi caso, pero lo fue hace años”, dijo.

A pesar de todas las dificultades, Uriel se mantiene enfocado en su objetivo de graduarse. Hoy en día está en el segundo semestre de su tercer año universitario y cuenta con un promedio GPA de 3.24.

Un llamado a la solidaridad para graduarse en el 2025

Con planes de graduarse en diciembre de 2025, Uriel tiene grandes sueños y aspira a trabajar en un cargo de gerencia e ir escalando y un día tener su propio negocio en construcción y logística. Pero además, que sus hermanos y familiares sigan su ejemplo de ir a la universidad.

Estoy progresando y ya ayudé a varias personas. Ya mi hermana entró a la universidad también, y mis primos, ellos, ya se inscribieron en la escuela a través de mí, que los orienté y para mí es un honor ayudarles”, dijo.

Sin embargo, consciente de que ya no puede lograrlo solo, la cuñada de Uriel, Ivy Molina Herrera, decidió crear una cuenta de GoFundMe para que el joven pueda avanzar y culminar sus estudios. Espera que su historia resuene en quienes puedan ofrecer apoyo, ya sea donando, con una oferta laboral flexible o con información sobre programas y becas. Para más información, visita el siguiente enlace.

Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.