Todas las mañanas, Pilar Pérez, practica su oración de reflexión y se dice a sí misma: “hoy voy a generar impacto en una persona”. Lo ha hecho desde sus inicios como maestra en Puerto Rico y ahora, como servidora comunitaria en Charlotte. Esa visión la ha llevado a alcanzar y ayudar a más de 1,000 familias.
Su vocación fue un desafío para ella y sus padres
Pilar nació y creció en San Juan, Puerto Rico, estudiando y escuchando los consejos de su padre: “tienes que ser negociante, porque las maestras se mueren de hambre”. Sin embargo, desde los 11 años, reunía a 14 de sus primos los sábados en la iglesia para darles clase. Esta fue su primera experiencia magisterial y así descubrió su vocación por enseñar.
“Cuando entré a la universidad para estudiar administración de empresas. Sin que él lo supiera, me cambié de facultad y me aceptaron en pedagogía. Así que le dije, ‘el año que viene y de aquí en adelante yo voy a estudiar para ser maestra’”, dijo a La Noticia.
Fue 1989 cuando pisó por primera vez un aula de clase, pero esta vez sería diferente. Ella sería la maestra. Esto fue en la Academia Menonita de Puerto Rico, donde trabajó durante 17 años y educó a más de 500 niños. Luego, se mudó a Nueva Jersey y continuó impartiendo clases por otros tres años.
“En mi vida he tenido muchas satisfacciones, pero ninguna como ver a los niños aprender…. De ellos aprendí muchísimo, porque son transparentes y aprenden de todo. Esa experiencia marcó la base de lo que soy hoy en día y me mantienen haciendo este trabajo de servir”, dijo.
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Dejó atrás su carrera, para comenzar un nuevo capítulo en Charlotte
En el 2007, Cándido Albino, esposo de Pilar Pérez y pastor de la iglesia Metodista, fue transferido para trabajar en Charlotte. Durante los meses previos a la mudanza, la educadora realizó incontables trámites para validar sus documentos y poder ejercer su profesión en la Carolina del Norte.
“Fue más complicado de lo que yo creía. Ese fue mi encuentro con la realidad, que aun siendo puertorriqueña pensaba que todo iba a ser más fácil, pero también tenemos dificultades como todos los inmigrantes de este país”, comentó.
“Luego una amiga me invitó a trabajar como voluntaria en YMCA y estuve así tres meses, hasta que su jefa me preguntó sobre mi experiencia y me ofreció trabajo. Me dije ‘esa va a hacer la transformación que yo voy a operar en mi vida, de ser maestra durante 20 años a trabajadora comunitaria aquí en Estados Unidos’… Mi vida cambió completamente de un trabajo de 8:00 a.m. a 4:00 p.m. a uno de 24/7”, añadió.
Pilar relata que al principio trabajó con un programa de fortalecimiento familiar para apoyar a los niños. Su primer grupo fueron tres familias latinas y 12 afroamericanas. “Para mí, eso fue un choque cultural. Así que me dediqué a conocer la cultura afroamericana para poder servirles a estas familias y eso fue como una montaña rusa, en el sentido de mi aprendizaje para mejorar mi ayuda”.
La educación volvió a su vida de una forma inesperada
Cuatro meses más tarde el programa de fortalecimiento de familia cambió debido a la dificultad para conseguir financiamiento y Pilar comenzó a trabajar con otro proyecto en el cual ella iría a la casa de niños de hasta cinco años para ayudarlos a prosperar en diferentes áreas, sobre todo en la educación.
“Fue un gran cambio, pero yo estaba dispuesta a hacerlo. Pensé que Dios me trajo aquí para hacer de maestra desde las casas, pero ahora con niños más pequeños. Yo creo que una vez que eres maestra, eres maestra de por vida”, dijo.
“Los niños me han dado un lugar en su vida”
Gracias a su labor, Pilar apoya a más de 30 niños al año en su desarrollo educativo. En sus manos ha estado la educación de más de 1,100 niños, la mayoría de ellos latinos. Asegura que siente satisfacción al ver como, hoy en día, sus primeros estudiantes ya son doctores, abogados, comerciantes e incluso educadores. “Veo como han crecido de diferentes formas”, señaló.
“Uno de mis recuerdos más satisfactorios fue durante una graduación en el 2018. Fue la más grande, con 35 niños y uno de ellos me dio una flor. Me dijo ‘gracias por ser mi primera maestra’, sentí que él, al igual que todos los niños me han dado un lugar en su vida para sembrar una semilla educativa en ellos, y de eso se trata este trabajo, de que los niños estén contentos cuando vengan a la escuela y cuando se gradúen, porque saben que aprendieron y van a seguir aprendiendo”, añadió.
“Mi ambición es que la comunidad latina tenga más recursos”
Para la educadora, cada día es diferente y viene con nuevas sorpresas. Debe supervisar a 9 personas a su cargo, realizar reportes y llevar los programas a la comunidad para ofrecerles recursos y oportunidades. Además, en el 2021 retomó sus estudios en el seminario teológico para obtener una licencia pastoral y continuar ayudando a los latinos a través de la espiritualidad.
“Ahora casamos a todo el mundo, servimos a la comunidad, soy voluntaria de otras organizaciones, trabajo con el condado y con grupos que ayudan a niños víctimas de maltratos y abuso. También apoyo la labor de organizaciones como La Coalición Latinoamericana y Enlace, con quien continúo trabajando en el Comité de Fe”.
Agregó:
“Yo siempre he dicho que para hacer el trabajo comunitario, no hay que saber mucho. Hay que actuar mucho, poner tus conocimientos en acción, porque es un trabajo de hacer, no de decir y contar, eso no es suficiente… Mi ambición es que la comunidad latina tenga más recursos y que estos cuenten con capacidad de personas, porque actualmente los recursos se cuentan con las manos y por mi parte me gustaría ser mentora de otras personas, para que ellos continúen mi trabajo, porque la ayuda tiene que seguir”, agregó.
Excelente Awards
Pilar Pérez es ganadora de los Premios Excelente 2024 en la categoría Persona de Servicio a la Comunidad del Año.
“Me sorprendió ganar en los Premios Excelente porque quienes lo han ganado son personas a quienes yo he visto el trabajo comunitario que han hecho y nunca ambicione de ser la ganadora, porque soy de las personas que trabaja más callado. Me gusta más el anonimato que el estrellato”, cerró.
Este premio será entregado en una elegante gala a celebrarse el sábado 28 de septiembre a partir de las 6:00 p.m. en el hotel Hilton Charlotte Uptown, ubicado en 222 E. 3rd St. Charlotte, NC 28202. Para comprar sus entradas, visite la página de Internet: Excelenteawards.com.