Los recuerdos negativos que los hijos guardan de sus padres son de especial atención durante la crianza. Los niños tienen una memoria selectiva, pero los momentos malos marcan y afectan en esa misma medida su crecimiento.
La crianza es un reto que viene sin guías ni manuales. Cada conjunto familiar escoge las prácticas que mejor le parecen según sus creencias e ideales. La teoría abundante es de gran ayuda, pero no exclusivas para encontrar las mejores prácticas.
El día a día, las ocupaciones y preocupaciones dan paso a actitudes dañinas que se vuelven comunes en los hogares. Algunas de ellas serán recuerdos negativos que los hijos guardan de sus padres hasta que son adultos.
Presta atención a los siguientes temas y evalúa si estás construyendo muros con tus hijos para el futuro.
No prestarles atención
Compartir tiempo con los hijos requiere que estemos al 100 disponibles. No solo acompañarlos en sus tareas escolares, sino además cubrir espacios de ocio y verdadera compañía. Lastimosamente nos dividimos entre muchas actividades que suponemos no podemos postergar, pero el tiempo de hogar es muy valioso y no debemos perderlo.
Los niños que crecen en soledad guardan rencor hacia los padres por la falta de compañía. Además, es muy difícil guiarlos si no sabes cómo piensa, cómo siente, ni quién es realmente. Pasar tiempo de calidad juntos cada día es una manera de asegurar que estás en el camino correcto. Sumemos amor en horas, recuerdos, risas, consuelo, momentos valiosos y enseñanzas.
Maltratarlos física o verbalmente
En este punto no debemos ver un llamado de atención o una reprendida ocasional como maltrato. Son los gritos constantes, el castigo corporal rutinario y las palabras ofensivas las que difícilmente se borrarán de la mente de tus hijos.
La disciplina no necesariamente tiene que estar basada en la violencia. Además de ser ineficaz vivirá en la mente de tus hijos como una huella de haber tenido padres ofensivos. Un niño maltratado perderá la autoestima y no sabrá dar amor de adulto si no lo conoció en su infancia. Elige hablar, conversar y educar con afecto y paciencia. Y si alguna vez pierdes el camino llegando al castigo físico solo asegúrate de volver a enderezarlo.
Herir su capacidad de invención
Mi libro favorito es El Principito. Comienza con el relato de cómo un niño abandona una futura carrera artística. Nadie entendía su primer dibujo que representaba una boa digiriendo un elefante, y en lugar de eso todos veían un sombrero. Así mismo ocurre con muchos padres que lejos de alentar a sus hijos a cumplir sus sueños les cortan las alas.
Los niños son creativos, curiosos, ingeniosos, están llenos de ideas y de verdades. Pero, si hemos herido su capacidad para inventar y resolver las situaciones a su alrededor perderán la fe en sí mismos.
No celebrar sus triunfos
Todos somos hijos de padres a quienes queremos hacer sentir orgullosos de lo que hacemos. Sin embargo, algunos padres ven pasar los éxitos de sus hijos como simples momentos. Esto hace que ellos no quieran esforzarse si no reciben una recompensa.
La recompensa no es un fin de las acciones, pero las estimula. Los pequeños logros deben ser celebrados con un gesto que no tiene que costar dinero, pero debe ser suficientemente gratificante como para que tus hijos lo recuerden.
Acaloradas discusiones de los padres
Los niños que viven alrededor de padres que están en constante conflicto se retraen. Las discusiones los obliga a meterse en un cajón donde no quieren salir. Esto merma su expresión y estado de ánimo. Es un mecanismo de defensa porque saben en su interior que puede venir una ruptura familiar.
Los padres deben evitar ventilar sus problemas frente a los hijos de cualquier edad. Y sobretodo evitar maltratos físicos y verbales que más adelante pueden ser conductas ideales para repetir. Hombres que golpean a sus esposas o mujeres que se acostumbran a la sumisión son dos consecuencias muy posibles en estos casos.
Separaciones basadas en conflicto
Es inevitable que los padres en algún momento se separen, pero no pueden llevarse a los hijos por el medio. Una adecuada separación está dictada por conversaciones familiares que terminan en consenso y entendimiento y respeto mutuo.
El tratamiento adecuado para que los hijos superen el duelo de vivir con padres separados es fundamental. Terapias psicológicas y un seguimiento constante valen la pena. Y, de ser posible, los padres deben intentar mantener una relación cercana que no afecte la crianza de los niños más de la cuenta, con alguno de ellos a distancia.