El Salmo 91 se destaca entre muchos en la Biblia. También se le conoce como "El Salmo del Refugio" y brinda consuelo, fortaleza y esperanza a quienes lo rezan. Suele ser objeto de invocación divina en momentos de dificultad y peligro.
Así como la colección de 150 salmos atribuidos principalmente al rey David, el Salmo 91 contiene expresiones poéticas, oraciones, alabanzas y lamentaciones dirigidas a Dios. El Salmo 91 es conocido por su énfasis en la protección divina y se le considera una fuente de amparo y seguridad para aquellos que lo recitan con fe.
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¿Por qué es poderoso el Salmo 91?
El Salmo 91 tiene un fuerte énfasis en la protección divina y el cuidado que Dios ofrece a quienes confían en Él. A lo largo del poema, se describen diferentes situaciones de peligro y aflicción, pero se enfatiza que aquellos que buscan refugio en Dios estarán seguros bajo Su cuidado.
¿Cuándo se debe decir el Salmo 91?
Aunque no tiene una fecha o momento específico para recitarse, muchas personas encuentran consuelo en este salmo durante momentos de aflicción, peligro o enfermedad, ya que se enfoca en la protección de Dios sobre sus seguidores:
- En tiempos de peligro y angustia: cuando se enfrentan situaciones amenazantes o difíciles, recitar el Salmo 91 puede proporcionar tranquilidad y confianza en la protección divina.
- Para vencer el miedo: el Salmo 91 puede ser una poderosa herramienta para superar el miedo y la ansiedad, recordando que Dios es un refugio seguro.
- En tiempos de enfermedad: muchas personas encuentran consuelo y esperanza en este salmo cuando enfrentan enfermedades o preocupaciones sobre la salud.
- En momentos de agradecimiento: algunos recitan este salmo como una expresión de gratitud a Dios por su protección constante en sus vidas.
¿Qué dice el Salmo 91?
- Tú que habitas al amparo del Altísimo, que resides a la sombra del Omnipotente,
- dile al Señor: "Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío".
- Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta.
- Con sus plumas te cobijará, bajo sus alas hallarás refugio. Su lealtad te será un escudo y una armadura.
- No temerás los miedos de la noche, ni la flecha disparada de día,
- ni la peste que avanza en las tinieblas, ni la plaga que azota a pleno sol.
- Aunque caigan mil hombres a tu lado, y diez mil, a tu derecha, tú estarás fuera de peligro: su lealtad te protegerá.
- Basta con que mires con tus ojos: verás la paga de los malvados.
- Porque hiciste del Señor tu refugio y pusiste como defensa al Altísimo,
- ningún mal te sucederá, ninguna plaga se acercará a tu morada.
- Pues Él ordenará a sus ángeles que te guarden en todos tus caminos.
- Te llevarán en sus palmas, para que no tropiece tu pie en alguna piedra.
- Caminarás pisando leones y víboras, pisotearás cachorros y dragones.
- "Pues se entregó a mí, lo libraré; lo protegeré, pues conoce mi Nombre.
- Si me invoca, yo le responderé, y en la angustia estaré junto a él, lo salvaré, le rendiré honores.
- Le colmaré de días, y haré que pueda ver mi salvación".