En medio de todo el supuesto glamour de un inmueble que costó más de 49 millones de dólares, la nueva casa del Abierto Mexicano de Tenis lució desangelada e inconclusa en su inauguración.
El tiempo se devoró a Grupo Mextenis, que pese a que no pudo entregar las obras tal como lo tenían planeado, decidió organizar su edición 29 en la llamada Arena MIA.
La pandemia del COVID-19 no solamente atrasó un año su presentación al público, también evitó que las obras estuvieran listas en los primeros días de 2022, tal como estaba planeado.
Las constantes visitas del director del torneo Raúl Zurutuza y supervisores de la ATP a Acapulco ratificaron la preocupación por la forma en que celebrarían el evento.
El trabajo del personal de construcción no paró hasta minutos antes de la contienda entre el oriundo de Greensboro John Isner y el español Fernando Verdasco.
Previo al corte del listón de inauguración donde estuvo presente la gobernadora de Guerrero y otras autoridades del estado mexicano, se observó a un grupo nutrido de trabajadores en las inmediaciones esperando que acabara el acto para volver a sus deberes.
Los trabajos no pararon hasta minutos antes de la contienda. El área comercial y las pistas alternas eran las más afectadas por la falta de trabajo del personal.
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Inclusive durante la ceremonia, los responsables del Mundo Imperial reconocieron que dejaran que termine la presente edición del AMT, y 40 días después, volverán con los trabajos que dejaron inconclusos.
Cabe destacar que el propio personal de Grupo Mextenis le prohibió a los medios acreditados subir fotografías del estadio hasta el momento del juego inaugural, intentando tapar las obras inconclusas.